Los autos de calle favoritos del Flaco

Juan María Traverso habló muchas veces sobre autos de carrera. En esta entrevista con Lubri-Press, opina sobre los de calle. Las Fuego tuneadas por Berta. Su relación con Peugeot. Y la pasión por Jaguar.

“Una vez Berta me preparó una Fuego de calle con 280 caballos: era insoportable”.

Juan María Traverso, el máximo campeón del automovilismo nacional, participó el mes pasado de un anuncio de la petrolera Total: será el sponsor oficial de la Copa Total Argentina, principal torneo de fútbol local.

El Flaco asistió en su rol de amigo histórico de la petrolera francesa, con la cual realizará este año algunas acciones de comunicación destinadas a fomentar el cuidado de los autos y la seguridad en la vía pública.

Fue un evento de fútbol, donde Traverso hasta pateó penales, pero Lubri-Press le pidió hablar de autos. En varias oportunidades entrevistamos al Flaco sobre autos de carrera. Pero esta vez le pedimos hablar de autos de calle.

Traverso junto a Aixa Domínguez, Luli Fernández y el Pollo Álvarez en la Copa Total Argentina.

-¿En qué consiste el plan de comunicación que realizarán este año con Total?

-Con Total, desde que era Elf Argentina, nos une una relación de muchos años. Es un grupo de trabajo espectacular. Y este año, junto con Peugeot, vamos a hacer una serie de eventos y acciones promocionales con un tema con el cual yo vengo insistiendo desde hace muchos años, que es el de la seguridad vial.

-Muchas veces te entrevistamos sobre autos de carrera, pero hoy hablemos de autos de calle. Sabemos que no te gusta volar y te hemos encontrados en los lugares más recónditos del país. ¿Cuántos kilómetros al año maneja el Flaco Traverso?

-Hago cerca de 100 mil kilómetros al año. Siempre con autos distintos. Tuve muchos autos a lo largo de mi vida.

-¿Y qué características tiene que tener un buen auto para vos?

-Lo más importante en un auto de calle para mí es que me lleve y me traiga. A lo largo de mi vida tuve autos espectaculares en términos de diseño, confort y prestaciones, pero que eran un dolor de cabeza con problemas de todo tipo. La confiabilidad es algo que no se negocia. Para mí también es importante que el auto se pueda atender en cualquier provincia y en todo tipo de condición, para solucionar cualquier problema que surja.

-¿En qué tipo de autos te moviste en los últimos años?

-En los últimos años tuve muchas camionetas, pero ahora más cerca en el tiempo manejé muchos Peugeot, por mi relación de asesor del equipo de Súper TC2000. De paso aprovechamos y cada tanto les realizo algunos informes, sobre cómo anda el auto, qué defectos tiene, qué me gusta, qué no me gusta y qué cosas se deberían manejar.

-De todos los Peugeot que manejaste, ¿cuáles es el que más te gustó?

-El 508 me pareció un auto espectacular. Pero ahora estoy andando en un 408 HDi, que también es excelente. Creo que los diesel modernos son ideales para viajar en Argentina.

-¿Por qué?

-Porque con estos turbodiesel modernos casi no te das cuenta de que son gasoleros. No son ruidosos y tienen muy buenas reacciones. Incluso adoptaron una estrategia de puesta a punto que viene del automovilismo deportivo: le encontraron la vuelta para cambiarle el lugar del torque, de manera que esté disponible a más bajas vueltas y se mantenga una curva plana a medida que aumenta el régimen del motor. De esta manera, el auto responde de manera perfecta en cualquier marcha del cambio. A eso agregale que el consumo es bajísimo. Con el 408 HDi hago 900 kilómetros con un tanque de 60 litros, es algo espectacular. Es algo que no existía hasta hace no mucho tiempo. Podríamos hablar horas del tema. No muchos lo saben, vos sos el primero que me lo estás preguntando, pero a mí me gustan tanto los autos de calle como los de carrera.

-¿Cuál fue el primer auto que manejaste?

-Una chatita Ford A. Yo tenía 14 años y la manejaba en el campo. Estaba abandonada, la armamos con un grupo de amigos y salíamos a pasear en Ford A. Después, ya con registro de conducir, tuve un Fiat 600. También andaba mucho en la Estanciera de mi viejo. Me encantaba manejarla. Lo que pasa es que no me la prestaba. Se la tenía que robar.

-En los últimos años se te vio muchas veces con un Jaguar XK Coupé negro, ¿lo seguís teniendo?

-Sí, claro. Es un auto bárbaro. Justamente ahora me lo pidieron prestado en Rosario para un evento inspirado en James Bond, así que mi auto lo van a disfrazar de 007.

-¿Por qué elegiste ese modelo de Jaguar?

-Porque soy fanático de la marca. Ya tuve cinco modelos diferentes, desde 1999 hasta ahora. Me gusta mucho el diseño que tienen y son autos que andan muy bien. Hace poco me invitaron a probar uno de los Jaguar modernos. Son una locura. El F-Type nuevo tiene hasta un sistema que te mide las pulsaciones cardíacas en el asiento. Es decir que, cuando presionás el botón de arranque, el auto te informa cuántas pulsaciones tenés y cómo suben a medida que escuchás el sonido del motor. Es bárbaro.

-Entre todos los que tuviste, ¿cuáles fueron los autos de calle que te dejaron mejores recuerdos?

-Está dividido entre el Ford Falcon y la coupé Renault Fuego. Eran autos que, como te dije al principio, me permitían llegar a todos lados. Salía de viaje y sabía que llegaba sin problemas.

-¿Les hacías preparaciones especiales a tus autos de calle?

-A veces sí, porque eran autos muy fáciles de retocar y mejorar. Muchas veces les mejoraba las suspensiones y los frenos. Eran autos pensados para andar por la ciudad y yo les hacía cien mil kilómetros al año, necesitaba hacerle algunas mejoras. Pero no muchas, porque si no se volvían inmanejables. El Polaco Miguel Herceg muchas veces me hacía probar cosas que después vendía para autos de calle. Una vez Oreste Berta me preparó una coupé Fuego de calle con un motor que tenía 280 caballos. Era más de lo que tenía mi Fuego de TC2000. Era ingobernable, insoportable: ruidoso, una locura. Probé de usarlo un tiempo, pero era demasiado para andar por nuestras rutas, donde hay gente que maneja muy mal.

-¿Tan mal manejamos los argentinos?

-Desde hace quince años doy charlas sobre seguridad vial en todo el país junto a la Asociación Argentina de Volantes. Son charlas para tomar conciencia de los peligros de manejar sin capacitarse y sin atención. Eso me llevó a recorrer el país y desastroso lo que se ve en las rutas y las calles. Creo que cada vez manejamos peor, somos un desastre. Los argentinos manejamos como yo manejaba en las pistas. Como animales. En las carreras, el auto se usa como un arma. Vos usás esa arma para ganar y tratando de no violar el reglamento deportivo. Si vos te pasás, te suspenden y te sancionan. En la calle no hay sanciones. Y hay muchos argentinos que usan el auto como un arma: cuanto más grande es el vehículo que tienen, más quieren hacer valer el poder de esa arma. Creemos que manejamos bien, pero en realidad somos un desastre.

-Vos fuiste siempre un piloto muy aguerrido y ahora te convertiste en un referente en seguridad vial. ¿En qué momento cambiaste tu forma de ser y tomaste conciencia de los riesgos que se corren en la vía pública?

-Cuando yo era adolescente y le robaba la Estanciera a mi viejo, manejaba como un tarado mental. Era un peligro público. Primero corría adentro del campo, asustando a las vacas y a los caballos. Y después me escapaba a las calles. Una locura. El día que empecé a correr en un autódromo tomé conciencia de lo fácil que es matarse arriba de un auto. Tuve accidentes tremendos y vi a mucha gente lastimada. Rescaté a compañeros de situaciones horribles. Ahí dije: en la calle, nunca más.

Flaco goleador. Le pateó un penal a Sebastián Torrico.

Entrevista de Carlos Cristófalo