Balcars Suspensión: del taller al Dakar

Mobil se propuso buscar historias de sus principales compañeros que sirvan de inspiración para otros lubricentros y talleres mecánicos.

“Tenés que ser buena persona y trabajar. Esa es la receta”,

César Mahmoud.

César Mahmoud ha atravesado grandes desafíos a lo largo de sus 39 años. Su experiencia en situaciones complejas y de alta exigencia, como fue su participación en el equipo técnico del Dakar, lo ayudaron a superarlos, tanto en la vida como de su negocio.
Hoy, desde su taller Balcars Suspensión, que inauguró hace 8 años en la localidad de Balcarce, cuenta el camino que lo trajo hasta acá…

-¿Cómo fue que empezaste? ¿Cómo decidiste abrir tu taller?

-Cuando terminé colegio industrial en Balcarce, la fábrica de autos de carrera de Crespi nos dio la opción de entrar haciendo una pasantía. No sabía que me iba a gustar tanto y me terminé enfocando bastante en autos de carrera. Después de esa experiencia fui pasando por otras, me dediqué a verificación de autos, trabajé en una gomería, en concesionarias oficiales, y hasta como secretario en una fábrica de papas procesadas. En un momento me quedé sin trabajo y empecé a realizar los services de las camionetas a un amigo en su garage. Fue ese amigo el que me propuso armar algo; corría el año 2013. Me pareció una locura, pero en muy poco tiempo me animé e inauguré Balcars. Al principio, se dedicaba a lo que yo hacía: suspensión, alineación, entre otros, hasta que más tardé incorporé servicios de lubricentro. Eso fue justamente de la mano de MOBIL. De todas las experiencias previas obtuve algo que me sirvió de aprendizaje para luego volcarlo en mi taller.


-Estuviste a cargo del soporte técnico de uno de los pilotos del Dakar, ¿cómo fue tu experiencia?

-Siempre digo que cada carrera a la que fui, me vine con la agenda de teléfonos más grande. Gané muchos contactos y muchos amigos que me ayudaron. Es una experiencia que te abre la mente. Conocí a Emiliano Spataro, con quien nos hicimos amigos y en el año 2003 me llevó a vivir a su casa en Buenos Aires. Trabajé con él, y formamos una gran amistad. En el año 2013, él vino a visitar mi taller en Balcarce y no sólo me dio una mano con aquello que necesitaba, sino que también a partir del trabajo que vio que yo estaba haciendo en el taller, me invitó a formar parte de su equipo en el Dakar. Esto fue para mi fue una conquista enorme porque significó pasar a jugar en las ligas mayores. La vuelta era en Argentina, Bolivia y Chile. Todo arrancó como una aventura y para darle una mano a él, sin pensar en lo económico, porque esto significaba tener cerrado el taller. Finalmente, terminé haciendo 5 Dakar, cada vez más profesionalizados. Y no sólo Dakar, también otras competencias como el Rally Argentino, carreras en Chile y Perú. Personalmente crecí mucho y todo esto lo volqué luego en mi negocio. Mi participación en esta competencia tuvo su repercusión acá en Balcarce, sumó mucho. Lograr obtener un cliente cuesta mucho y normalmente cuando un cliente ve un taller cerrado, se va para otro lado. Pero en mi caso, logré tanta confianza con mis clientes que ellos me esperaban a que regresara de las carreras.

-¿Cómo crees que influyó la actividad en el Dakar en tu vida y en la forma de encarar el negocio?

-En estas competiciones, más allá de las herramientas o los elementos de trabajo que ves, se te abre mucho la cabeza porque es una de las carreras más importantes del mundo, donde están los mejores profesionales y tenés la oportunidad de relacionarte con ellos. Desde lo personal, aprendí a hacerme fuerte ante los obstáculos. El taller tiene mesetas, que quizá hoy no las tengo tanto, pero los primeros años fueron muy duros. Por otro lado, el Dakar se realiza en fechas festivas, con lo cual me perdía muchos momentos con mi familia. Te hace ser más fuerte, cuando ves que todo está mal siempre hay alguien del equipo que te apoya. Desde aquel momento, todo lo que me sucede en la vida, las situaciones duras o difíciles, las comparo con el Dakar y encuentro la capacidad para superarlas.

-A nivel técnico, ¿qué cosas pudiste obtener de tu experiencia en el Dakar para aprovecharlas con el público con el que trabajás ahora?

-Creo que el mayor aprendizaje es estar tranquilo y poder trabajar bajo presión. Técnicamente se te abre mucho la mirada. Intento armar los autos como si fuese un Dakar: que todo esté en su lugar y de manera segura. La ley número uno, es terminar el trabajo sin distracciones para evitar cualquier tipo de problemas. Siempre tengo presente que ese auto luego lleva una familia arriba.

-En relación con el taller, decías que fue duro conseguir la clientela y tener un flujo de trabajo importante. ¿Qué te parece que fue lo que más te ayudó a superar esos momentos y mejorar el negocio en los momentos difíciles?

-Primero, estar tranquilo y tener la mente abierta. Creo que la apertura a ir incorporando nuevos servicios fue clave. Yo tenía la visión de que no quería solamente una gomería porque sabía que podía dar mucho más. El taller se fue agrandando en servicios; hay una parte de gomería, pero le agregué lo que se de electricidad y electrónica, incorporé el scanner, lubricación, entonces hoy, si, por ejemplo, un auto entra al taller para hacer aceite y filtros, yo directamente le puedo ofrecer un service completo.

-¿Entonces crees que un elemento importante de tu negocio es que ofrecés un servicio integral?

-Sí, yo a cada auto lo trato como si fuese mío y eso me ha hecho ganar la confianza de los clientes. Me manejo con una clientela que deja el auto acá con los ojos cerrados. No me permito que un auto vuelva al taller por un reclamo. Creo que la base del futuro y de explotar tu negocio al máximo pasa por tratar siempre de ser el número uno. Como dijo Fangio: tratar, no sentirlo.

-Estás en una zona particular donde hay mucho trabajo en el campo. ¿Dirías que tus clientes son de ese sector?

-Atiendo mucho lo que es camionetas. Ahora estoy alejado de la parte deportiva. Atiendo flotas de camionetas de empresas de la zona y además muchos amigos. Así comenzó el taller. Es muy importante entender las necesidades de los clientes. Si viene un cliente apurado porque no puede parar su trabajo en el campo, para mí es como un Dakar. Si hay que pedir repuestos a la madrugada mientras se hacen los arreglos, se hace, porque cada hora de esa camioneta parada, afecta al negocio de mi cliente.

-Pensando en los colegas de otras partes del país que tienen talleres y lubricentros, ¿cuál considerás que es la clave para tener un negocio que funcione? ¿A qué deberían darle importancia?

-Dedicarle mucho tiempo. Si hay que dormir adentro del taller, hay que hacerlo; por lo menos al principio. Por otro lado, ser sinceros es fundamental. También, hay que saber que todo entra por los ojos. Vos podés ser buenísimo y saber un montón, pero si tu taller no está en condiciones, mucha gente no va a entrar. Hoy, por ejemplo, las mujeres que tienen autos, entran tranquilas al taller; no es como antes. Muchos clientes se quedan mirando el taller. Entonces entiendo que parte del servicio entra por los ojos. Se debe conservar una línea, tratar a todos por igual. Además, muchas veces se pelea por el precio. Recomiendo que hagan valer su trabajo, sus conocimientos y su maquinaría. Y que, si un cliente se aleja de su negocio, que lo haga por el precio pero no por la mano de obra o por la atención. Balcarce es chico y entre colegas vas armando un grupo de trabajo que tiene una misma filosofía. Y esto lo aprendí también en el Dakar: formar un equipo cuesta, pero es fundamental. Otro consejo sería intentar salir de la zona de confort. Hay talleres que no invierten en herramientas y facilidades y es fundamental para crecer. La capacitación también es muy importante. Capacitarse suma muchísimo porque los autos están avanzando en forma agigantada

-¿Tenés algún tipo de actividad publicitaria para con tu taller? ¿Hacés algo relacionado a la comunicación o redes sociales para mostrar qué haces y los servicios que ofrecés?

-Yo tengo publicidad en las radios de acá. Me di el gusto de que una locutora que a mí me gusta mucho haga una publicidad de mi negocio. Hoy, además, trato de sacar fotos para publicar en las redes sociales y etiquetar a empresas como Mobil, que son quienes me proveen el aceite.

-¿Cómo te ves vos y cómo ves el taller a futuro? ¿Qué planes tenés?

-Mi primer objetivo es comprar el lugar donde estoy porque hoy lo alquilo. Todo lo que tengo me lo dio el taller, y sé que si compro el espacio, me va a dar para todo lo demás. También, me gustaría seguir construyendo un gran equipo de trabajo.

-¿Hay algo más que quieras compartir con tus colegas?

-Para el que está arrancando y que tiene un sueño: que no bajen los brazos. Trabajando se sale adelante. Tenés que ser buena persona y trabajar. Esa es la receta.