Cambio de filtro de combustible

Los sistemas de inyección diesel de turismos y vehículos industriales trabajan con presiones de combustible muy elevadas: 2000 bar y más de forma habitual.

Por lo tanto, la bomba de alta presión, las válvulas de control y los inyectores están expuestos a grandes esfuerzos.

Puesto que la lubricación de estas piezas se realiza exclusivamente mediante el combustible, estas piezas reaccionan de forma muy sensible ante la más ínfima contaminación de este: incluso las partículas extrañas más pequeñas o cantidades minúsculas de agua en el combustible pueden destrozar sus delicados componentes. Si el combustible contiene partículas extrañas, estas obstruyen los orificios de los inyectores, alterando el chorro o dispersión del combustible y por tanto la formación de la mezcla. Por esta razón, los filtros de combustible para motores diésel deben cumplir con requisitos especialmente exigentes.

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Suele ocurrir que después de cambiar el filtro el motor no arranque o que se apague tras un breve período de tiempo. Puesto que el taller sospecha que existe una relación directa entre el filtro nuevo y la avería, desmonta el filtro y presenta una reclamación.

En la mayoría de casos, los expertos del laboratorio técnico de Mahle, tras realizar los análisis pertinentes, llegan a la conclusión de que la carcasa no presenta fugas, la permeabilidad y las presiones diferenciales del filtro se corresponden exactamente con los valores requeridos por el fabricante del vehículo, no hay desviaciones respecto a las estrictas especificaciones de fabricación. En resumen: el filtro está en perfecto estado. Pero entonces, ¿cuál es el origen del problema? Al final, la descripción del taller lo indica con claridad: en algún punto debe haber una fuga en la que la bomba de combustible aspira aire en vez de combustible. ¿Pero dónde?

Los sistemas de inyección diésel de turismos y vehículos industriales trabajan con presiones de combustible muy elevadas: 2000 bar y más de forma habitual. Por lo tanto, la bomba de alta presión, las válvulas de control y los inyectores están expuestos a grandes esfuerzos.

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Puesto que la lubricación de estas piezas se realiza exclusivamente mediante el combustible, estas piezas reaccionan de forma muy sensible ante la más ínfima contaminación de este: incluso las partículas extrañas más pequeñas o cantidades minúsculas de agua en el combustible pueden destrozar sus delicados componentes. Si el combustible contiene partículas extrañas, estas obstruyen los orificios de los inyectores, alterando el chorro o dispersión del combustible y por tanto la formación de la mezcla. Por esta razón, los filtros de combustible para motores diésel deben cumplir con requisitos especialmente exigentes.

También deberían revisarse con detenimiento las fugas en los inyectores y en los conductos de retorno de combustible hacia el depósito. Las tuberías de combustible deben estar colocadas en el vehículo y el motor de manera que con las vibraciones no rocen ni sean dañadas por componentes calientes, rotatorios o en movimiento. Por eso, al cambiar el filtro es necesario controlar también las fijaciones y chapas de protección del vehículo.

Otra causa de aire en el sistema de combustible es la Martes Foina, es decir, la garduña. Habitante usual de zonas rurales, este pequeño animal salvaje se ve atraído, sobre todo al atardecer y durante la noche, por el calor residual en el compartimento del motor del vehículo. Allí encuentra un material aislante blando en el interior del capó, aunque también mangueras de agua, cables de encendido, tuberías de la climatización y de combustible que atraen a estos animales. Las garduñas tienen dientes muy afilados con los que con frecuencia perforan las conducciones. Al observar con más detenimiento se pueden detectar marcas de dientes que se asemejan a punciones de agujas. Si una garduña causa daños en una tubería de combustible, el sistema aspira aire de forma involuntaria. Las consecuencias son que el motor arranca con dificultad, golpetea o se cala.

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Para que las juntas sean realmente estancas, deben observarse algunos detalles. Por ejemplo, en el caso de elementos filtrantes de combustible en las tapas de carcasa, conviene siempre incorporar juntas tóricas nuevas. En algunos filtros en línea se añade una válvula de precalentamiento del combustible con una junta tórica que también conviene renovar a la hora de cambiar el filtro.

En el montaje es necesario comprobar que no se daña la junta tórica. Por esta razón no se deben utilizar herramientas afi ladas (por ejemplo, destornilladores) para montar las juntas tóricas. Los cantos afilados en la carcasa, la tapa o en la válvula de precalentamiento también pueden cortar y dañar la junta tórica.

Otro riesgo consiste en torcer la junta tórica durante el montaje de la válvula de precalentamiento o la tapa de la carcasa. Para evitarlo conviene aplicar a la junta tórica una capa de combustible limpio antes del montaje. En general es útil saber que para lubricar las juntas debe utilizarse el medio que posteriormente deben aislar, ya que el material de la junta es resistente al mismo y así no resulta dañado (es decir, en el caso de filtros de diesel, aplicar combustible diésel sobre las juntas; y engrasar las juntas de filtros de aceite con aceite de motor limpio).

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Cuando los filtros de combustible están equipados con tapa roscada también es necesario comprobar la correcta posición de la junta tórica: esta debe alojarse completamente en la ranura prevista a tal efecto.

Cuando las carcasas de fi ltro están equipadas con tapas insertables, como es el caso de algunas aplicaciones de VW, hay que comprobar que las tapas no se deformen al abrir o cerrar la carcasa, de lo contrario pueden producirse fugas. Para ello consulte también nuestro TM 5/2012 en www.mahle-aftermarket.com.