Crucero en familia

Sevel ha vuelto. Pero a no inquietarse. No se trata de aquella Sevel que fabricaba autos de pobre calidad y que terminó sus días salpicada por algún que otro escándalo judicial. Hablamos de la otra Sevel, la europea, mucho más productiva y respetada que la Argentina, aunque no exenta de algunos traspiés.

La Sevel del Viejo Continente nació en los años ’80, como una alianza entre Fiat, Peugeot, Citroën, Talbot, Lancia y Alfa Romeo para producir vehículos de pasajeros (como la saga de monovolúmenes 806, Ulysse, Phedra, C8) y utilitarios de carga (Expert, Ducato, Boxer, Jumper).

Debido a las bajas ventas y a los errores comerciales de varios de los socios, los monovolúmenes fueron discontinuados y el joint-venture siguió adelante sólo con Fiat y PeugeotCitroën, concentrados apenas en los utilitarios.

Sevel -la buena- hizo una sola excepción para el segmento de los pasajeros con el Proyecto LAV (Vehículos para Actividades Recreativas, por sus siglas en francés). Así surgió, en 2007, una nueva familia de vehículos conocidos como Fiat Qubo, Citroën Nemo y Peugeot Bipper. Comparten plataforma con el Fiat Punto europeo, que es algo diferente a la del Punto brasileño.

Se fabrican en Tofaş, la planta automotriz ubicada en la localidad turca de Bursa, y que pertenece al grupo Fiat y a la familia Koç. Allí, además, se producen los gemelos Opel Combo y Fiat Doblò. Este último también podría llegar a la Argentina.

Por lo pronto, el único modelo Made by Tofaş que se comercializa en nuestro país es la Fiat Qubo, tanto en su versión de pasajeros como de carga (Fiorino Qubo). Su comercialización arrancó con demoras debido a complicaciones en la homologación (ver aparte), pero la Qubo está a la venta oficial en nuestro país desde abril pasado.

Lubri-Press manejó una Qubo 1.4 Dynamic durante una semana y la crítica completa se reproduce a continuación.

Por fuera

Su diseño es original y moderno. No pasa desapercibida en el tránsito.

Mide 3,96 metros de largo, 1,72 de ancho y 1,73 de alto. Su distancia entre ejes es de 2,51 metros.

Tanto por precio como por asociación libre, el público tiende a posicionar a la Qubo como competidora directa de las Citroën Berlingo, Peugeot Partner y Renault Kangoo, que se venden en la Argentina –y con pocos cambios- desde hace más de una década.

Sin embargo, la Qubo es más chica que todas ellas. Las Partner/Berlingo, por ejemplo, tienen una distancia entre ejes casi 20 centímetros mayor.

Entonces, ¿la Qubo pertenece al mismo segmento o no?

Técnicamente, se ubica un escalón por debajo. Pero, en términos de equipamiento, precio y percepción del usuario, sí es un rival válido.

Y, como se verá más adelante, es un contendiente que no merece ser subestimado.

Para aclarar esta confusión, hay que decir algunas verdades: las Berlingo/Kangoo/Partner que se venden en nuestro país ya son vehículos obsoletos. Fueron reemplazadas en el resto del mundo por generaciones más modernas y grandes, que compiten con la Fiat Dobló.

Pero, justamente por ser más moderna y grande, cuando llegue la Dobló a nuestro país su precio será bastante superior. Por todo esto es que la pequeña Qubo parte en desventaja en términos de dimensiones.

Pero sólo pierde en ese rubro. En diseño, se nota -y mucho- la juventud frente a sus colegas franceses. Sus líneas son más estilizadas, los vidrios están colocados más al ras de la carrocería y se permite algunas excentricidades, como el paragolpes delantero lanzado hacia adelante.

Es como el labio inferior de la Mulatona.

Esta solución -que resulta chocante al comienzo, pero a la que uno se acostumbra con rapidez- deja al motor y las ópticas más resguardados en caso de impacto. Y ayuda a mejorar la protección de peatones en caso de atropello.

Atención: tampoco es cuestión de salir a topetear vecinos por la calle. Un paragolpes completo de la Qubo –sin fijaciones ni colocación- cuesta 2.540 pesos.

Por dentro

La menor distancia entre ejes frente al trío galo se nota bastante en el espacio para los pasajeros de las plazas traseras. El lugar para las piernas es correcto en la Qubo, aunque más reducido en comparación con sus rivales. Lo mismo ocurre con el ancho a la altura de los hombros.

Volante regulable en altura y profundidad. Butaca con regulación en altura y lumbar. Lástima el incómodo apoyabrazos de la puerta.

La altura con respecto al techo es enorme y brinda una agradable sensación de espacio. Semejante altura está pensada para que la versión Fiorino tenga más espacio de carga, pero en la variante de pasajeros no ofrece mayor utilidad.

A no ser que tu familia coleccione sombreros de copa.

Las diferencias en el baúl juegan a favor de Fiat: la Qubo tiene una capacidad de 650/2.500 litros (con o sin los asientos plegados), mientras que la Kangoo tiene 600/2.600 litros y las Partner/Berlingo 586/2.800 litros.

En todos los casos, se trata de espacio más que suficiente. Es un vehículo ideal para llevar de viaje a esa clase de personas con propensión a mudarse cada fin de semana. Por más que el paseo tan sólo consista en ir a cargar nafta.

El habitáculo es amplio, aunque no tanto como en el trío Kangoo/Berlingo/Partner.

Las barras en el techo están pensadas para enganchar un portaequipajes con facilidad y las puertas (las dos traseras, corredizas) dejan amplios huecos para que tanto carga como personas accedan al interior sin esfuerzo.

El puesto de conducción es otro tema. El amplio parabrisas ofrece una vista privilegiada del camino, el volante se regula en altura y profundidad, la butaca se regula en altura y hasta tiene ajuste lumbar. Muy completo.

Pero aquellos que tengan piernas largas sufrirán con una saliente interior de la puerta. Para dejar más a mano el apoyabrazos, el picaporte y los levantavidrios, los diseñadores de Fiat instalaron un grueso balcón en la parte interna de la puerta, que impide extender la pierna izquierda con comodidad.

La calidad de los materiales y la insonorización del habitáculo de la Qubo superan con facilidad a sus tres rivales francesas. Y el equipamiento no tiene nada que envidiarles.

La Qubo de pasajeros viene en la versión Active (80 mil pesos) con aire acondicionado, dirección asistida, cierre centralizado, levantavidrios eléctricos delanteros y llantas de chapa con neumáticos 185/65 R15.

Por 950 pesos se puede agregar el Pack Confort (butaca del conductor con regulación altura/lumbar, apoyabrazos central delantero y red de fijación de equipaje en el baúl). Con 980 más se agrega el sensor de estacionamiento y con 390 pesos, los faros antiniebla.

El equipamiento exclusivo de la versión Dynamic (95.600 pesos) consiste en: espejos retrovisores de regulación eléctrica y calefaccionados, espejos exteriores del color de la carrocería, llantas de aleación con neumáticos 195/55 R16, equipo de audio integrado con sistema Blue&Me/Bluetooth/USB y el sistema EcoDrive.

El único opcional disponible en todas las versiones es la pintura metalizada, que cuesta 420 pesos extra.

Seguridad

Acá radica una de las principales virtudes de la Qubo frente a su competencia. Todas las versiones vienen de serie con frenos ABS, cuatro airbags (dos frontales, dos laterales), cinco apoyacabezas y anclajes Isofix en el asiento trasero. Excelente.

En Europa, la Qubo también se ofrece con control de estabilidad, pero este dispositivo no llegó a la Argentina para lograr un precio final más competitivo. Una lástima.

De todos modos, su equipamiento de seguridad es ejemplar, teniendo en cuenta que algunos de sus rivales del mercado argentino no tienen frenos ABS en ninguna versión (Kangoo) y ofrecen el doble airbag frontal sólo en las versiones más equipadas (Kangoo, Partner y Berlingo).

Motor y transmisión

En la última década, PeugeotCitroën y Renault invirtieron poco y nada en la plataforma de sus utilitarios, pero su gama de motorizaciones es bastante más interesante de lo que ofrece la Qubo.

El motor 1.4 de PSA no es potente ni moderno. Al menos consume poco y es muy silencioso.

La Fiat viene con el veterano 1.4 litros con ocho válvulas, de origen PSA. Fue actualizado en la inyección electrónica multipunto y en la admisión, para reducir el consumo de combustible y alcanzar el nivel de emisiones Euro 5. Pero su desempeño es bastante limitado.

Entrega 73 caballos de potencia a 5.200 rpm y 118 Nm de torque a partir de 2.600 rpm.

Aunque a veces parece encontrarse en franca retirada en nuestro mercado, la mecánica diesel sigue siendo muy buscada por los usuarios de este tipo de vehículos –sobre todo si se va a destinar al trabajo-, pero Fiat decidió no ofrecer esta variante en la Qubo.

“¿Se llama Oubo?” “No, Qubo” “¡¿Kiubo?!” “¡Guardias!”

Peugeot y Citroën también ofrecen esta misma motorización 1.4 8v (aunque con 75 cv y 120 Nm de torque a 2.800 rpm), pero además tienen el 1.6 16v naftero de 110 cv y el muy recomendable 1.6 HDi de 92 cv.

Renault, por su parte, ofrece en la Kangoo el 1.6 16v naftero de 95 cv y el 1.5 turbodiesel de 65 cv.

Queda claro: si Fiat pretende convertirse en un rival de peso en este segmento, la Qubo estará obligada a ofrecer más opciones mecánicas

Comportamiento

La Qubo no tiene la mecánica más potente y su peso en orden de marcha es unos 50 kilos más elevado que el promedio de sus rivales. Eso se siente a la hora de manejarla, pero no tanto como indican los números.

La cabina bien insonorizada, un tren delantero robusto y una estabilidad muy superior a la competencia hacen que la experiencia de manejo sea toda una sorpresa.

La Qubo cumple a la perfección con su propósito más básico: es un gran vehículo para crucerear en familia.

Es cierto: hay que trabajar más con la palanca de cambios para sacarle el mejor rendimiento el motor, pero la confianza que transmite al volante no la ofrece ninguno de sus competidores.

Alcanza una velocidad máxima de 153 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 15,5 segundos. Son valores pobres para un auto de pasajeros de este precio, aunque no hay que olvidar su planteo multipropósito.

Me sorprendió en especial la estabilidad en curva y la capacidad de frenado. La dirección no es deportiva ni pretende serlo, pero es precisa y absorbe bien las irregularidades del camino.

Lo que voy a decir a continuación parece un argumento de marketing gastado, pero es cierto: la Qubo tiene reacciones más cercanas a un auto que a un furgón.

Los precios de la Qubo de pasajeros arrancan en 80 mil pesos. Esta versión Dynamic cuesta 95.600.

Pero no basta con decirlo, también hay que demostrarlo. Creo que el mejor argumento de ventas que pueden ofrecer los concesionarios de Fiat es una prueba de manejo de la Qubo. Los interesados en este segmento deben probarla antes de descartarla.

El motor trabaja a 3.500 rpm a 120 km/h, pero en ningún momento se lo siente ruidoso o forzado. De hecho, el motor no se oye cuando está regulando. Así de bien trabajada está la insonorización.

El consumo me pareció aceptable, con una media de 6,2 litros cada 100 kilómetros.

Me quedé con las ganas de probar el Eco:Drive, el sistema de información sobre el desempeño del vehículo. La cosa es así: durante cinco días, la memoria del auto almacena datos sobre velocidad, aceleración, distancias recorridas y uso de la caja de cambios. Toda esa información se descarga después en un pendrive y se vuelca en una web especial, donde un software formula sugerencias para mejorar el manejo y reducir el consumo de combustible. El sistema viene de serie en la versión Dynamic.

Logré activar el sistema y registrarme en el sitio web para analizar los datos. Pero nunca logré pasar los datos del auto al pendrive. Y el sistema de ayuda por voz desarrollado por Microsoft no hizo más que complicarme la tarea. Es una señal del apocalipsis de Lubri-Press.

Conclusión

Más allá de la ausencia de motorizaciones más potentes y de sus plazas traseras un poco más pequeñas, resulta casi obvio decir que la Fiat Qubo es una propuesta más moderna y recomendable que las veteranas Renault Kangoo, Citroën Berlingo y Peugeot Partner.

El equipamiento de seguridad, la calidad de terminación y la estabilidad en ruta conforman una relación precio/producto mucho más interesante. No olvidemos, además, que la Qubo paga un 35% de impuesto aduanero por ser importada de Turquía. Y su precio no difiere tanto de sus rivales fabricadas en la Argentina.

Lo que ya no es tan obvio es que la Qubo resulte una propuesta incluso más atractiva de lo que plantean algunos monovolúmenes del mercado. Dejando una vez más de lado la motorización, en habitabilidad, calidad de terminación, insonorización y seguridad supera a veteranas en retirada -como la Chevrolet Meriva-, pero también a flamantes arribos -como la Citroën C3 Picasso-.

Sus prestaciones no entusiasman, pero la Qubo aprueba con buena nota en su propósito más básico: es un vehículo simpático, seguro y espacioso para crucerear en familia.

Y, a modo de yapa turca, deja en claro off-side la obsolescencia de sus rivales Made in Argentina.

FICHA TECNICA

Modelo probado: Fiat Qubo 1.4 Dynamic
Precio: 95.600 pesos.
Garantía: Tres años o 100 mil kilómetros.
Comercializa: www.fiat.com.ar

MOTOR

Tipo: delantero transversal, naftero, cuatro cilindros, dos válvulas por cilindro, inyección electrónica multipunto secuencial.
Cilindrada: 1.360 cc
Potencia: 73 cv a 5.200 rpm
Torque: 118 Nm a 2.600 rpm

TRANSMISIÓN

Tipo: tracción delantera.
Caja: manual, de cinco velocidades.

CHASIS

Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos telescópicos de doble efecto.
Suspensión trasera: puente torsional, resortes y amortiguadores hidráulicos.
Frenos delanteros: a disco (diámetro de 257 mm), con pinzas flotantes.
Frenos traseros: a tambor (diámetro de 203 mm).
Dirección: hidráulica, con piñón y cremallera.
Neumáticos: Bridgestone Turanza 195/55 R16 (rueda de auxilio homogénea)

PRESTACIONES

Velocidad máxima: 153 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 15,5 segundos.
Consumo urbano: 8,1 l/100km
Consumo extraurbano: 5,4 l/100km
Consumo medio: 6,2 l/100km

MEDICIONES

Largo / ancho / alto: 3.959 mm / 1.716 mm / 1.735 mm
Distancia entre ejes: 2.513 mm
Peso en orden de marcha: 1.180 kg
Capacidad de baúl: 650 / 2.500 litros.
Capacidad de combustible: 45 litros

EQUIPAMIENTO

Aire acondicionado
Apoyabrazos central delantero
Cinco apoyacabezas espumados regulables en altura
Asiento del conductor con ajuste altura/lumbar
Cierre Centralizado
Dirección hidráulica
Luneta térmica
Levantavidrios eléctricos delanteros (con antipinzamiento)
Limpialavaluneta
Sistema Blue&Me con Bluetooth y puerto USB
Volante regulable en altura y profundidad
Asiento trasero rebatible (1/3 2/3)
Computadora de a bordo multifunción
Guantera portaobjetos con tapa
Radio AM/FM integrado al panel con CD player + MP3
Red interna para fijación de carga
Toma corriente de 12V
Barras longitudinales en el techo
Doble puerta lateral corrediza
Espejos exteriores calefaccionados con regulación eléctica
Faros antiniebla
Llantas de aleación liviana 16″
Paragolpes color carroceria
Frenos ABS
Sistema EBD
Airbags dobles frontales
Airbags dobles laterales
Alarma antirrobo con telecomando
Cinturón de seguridad delanteros inerciales
Cinturones de seguridad traseros inerciales
Fijaciones ISOFIX para sillas de bebés
Inmovilizador de motor (Fiat Code)
Sensor de estacionamiento trasero
Sistema “Follow Me” (temporizador de faros con llave desconectada)
Tercera luz de stop

Demoras con causa

EPI QUBO9

La impuntualidad es una característica de la Qubo en la Argentina. Pero no siempre es culpa de Fiat.

El Qubo –o “la Qubo”, como muchos la llaman, por considerarla una van o furgoneta- tiene varias particularidades que fueron analizadas en la nota central. Pero en este espacio vamos a focalizarnos sólo en una de ellas: su impuntualidad.

Así es, pareciera que la Qubo siempre llega tarde a todos lados. En la Argentina, se presentó en diciembre del año pasado, más de dos años y medio después de que se lanzara a la venta en Europa. Pero la comercialización de la Qubo en nuestro país no fue inmediata. Su llegada a los concesionarios se programó en primer lugar para enero, pero recién se concretó a fines de marzo y comienzos de abril.

Todo hay que decirlo: la impuntualidad no es siempre culpa de la Qubo. En este último caso, se trató de una más de las tantas demoras que están teniendo los trámites de homologación de nuevos autos en la Argentina.

Este papeleo, que es el que permite que un auto pueda ser patentado y asegurado, lo lleva adelante el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Se trata de un organismo autárquico que depende del Ministerio de Industria.

Por las oficinas del INTI pasan, de manera inexorable, las carpetas con la información técnica y de equipamiento de todos los autos que están a punto de lanzarse a la venta. Sean nacionales, regionales o importados.

Según fuentes de las automotrices consultadas por Lubri-Press, la demora en esos trámites varía de manera radical de una marca a otra. Algunas tardan tres meses en completar una homologación y otras demoran nueve meses. Y más también.

Desde fines del año pasado, los trabajadores del INTI iniciaron una protesta gremial que prácticamente paralizó al organismo. Reclaman por la rebaja del 6,5% en los salarios que sufrieron desde diciembre y piden la restitución de un bono anual de dos mil pesos, que venían recibiendo desde hace una década.

El conflicto en el INTI no afecta sólo a la industria automotriz. Sus técnicos controlan desde la calibración de la balanza de tu verdulero hasta el índice de plomo presente en la pintura con la que decoraste la habitación de tu hijo. Escrutan desde el enchufe de tu heladera hasta la calidad del combustible que cargás en el auto.

Incluso, la gente del INTI tiene suficiente iniciativa propia como para pensar en vehículos con sello propio, como la versión civil del Gaucho o el curioso Sacha.

Pero todos estos proyectos, trabajos, controles y procesos de homologación están literalmente detenidos desde hace meses.

Las protestas de los empresarios afectados por los trámites congelados llegó a oídos de la presidenta Cristina Kirchner. Y el mes pasado le pidió la renuncia al titular del INTI, Guillermo Fermín Salvatierra.

Es de esperar que el conflicto llegue pronto a una solución. Lo menos que necesita el mercado automotor argentino, justo en este momento, son nuevas trabas para que la gente cumpla con el sencillo sueño de comprarse un auto nuevo, moderno… y homologado.

C.C.