El gas para las estaciones de GNC aumentó 300%

A partir de hoy, los estacioneros pagarán un mínimo de 2,05 pesos por metro cúbico. El Gobierno les pidió que esperen 30 días para trasladar el aumento a los surtidores. En la Argentina circulan 1,8 millones de autos movidos por gas.

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Nota del diario La Nación
Aumenta 300% el precio del gas para estaciones de GNC

Por Francisco Olivera

La comisión más resistida por la industria petrolera, ese trío de funcionarios que emergió del decreto 1277 y que actuará en adelante como regulador del mercado, debutó con una decisión que seguramente aplaudirán los petroleros: desde las 0 de hoy, el precio del gas que compran las estaciones de gas natural comprimido (GNC) se multiplicará por cuatro. El Gobierno comprometió, no obstante, a los propietarios de esas pymes a que no trasladen el aumento a los surtidores por lo menos en los próximos 30 días, lapso que alcanzará para evaluar costos y situaciones particulares y al cabo del cual volverán a reunirse para determinar un valor adecuado.

Hasta ayer, el precio del GNC era libre. De hecho, el propio Axel Kicillof, viceministro de Economía y miembro de la referida comisión, junto con los secretarios Guillermo Moreno (Comercio Interior) y Daniel Cameron (Energía), puso el rango durante el encuentro en que notificaba del aumento al sector: entre 1,30 y 3,30 pesos por metro cúbico. Y propuso un valor de referencia de $ 2,05 para los surtidores.

Escuchaban ejecutivos de distribuidoras de gas, de cámaras de propietarios de estaciones y proveedores de GNC que habían sido convocados a las 11 al Ministerio de Planificación. Por el Estado acompañaban Roberto Baratta, subsecretario de Coordinación del Ministerio, y David Tesanos, director de Operaciones Comerciales de Gas Natural de YPF.

Moreno casi no habló. Pero se limitó a advertir, sobre el final de la charla, una sugerencia a los participantes: no hacer ruido en los medios. No lo habían hecho allí los propios dueños de las estaciones, a quienes la decisión tomaba por sorpresa y que admitían después, en voz baja, estar «evaluando» trasladar los incrementos de manera «total o parcial». Tampoco Daniel Cameron, en sugestivo silencio durante esas dos horas y media.

Sí se explayó Kicillof, que volvió a mostrar quién es el conductor de la comisión. Dio, por ejemplo, las razones del aumento: hay que mejorar la producción de gas y atraer inversiones a ese sector, dijo, y agregó que las beneficiarias de la medida serían precisamente las estaciones, porque tendrían mejor abastecimiento. Estas pymes demandan unos 7,5 millones de m3 de gas natural, menos del 10% del consumo del país.

El sector pagaba hasta ayer 15 centavos de peso (IVA incluido) por m3. Ahora serán 60 centavos, un 300% más. Kicillof aclaró que pretendía así recaudar 1200 millones de pesos y que se obligaría a las petroleras a invertirlos en producción.

Para los propietarios de las estaciones había sido una mala reunión. Ni siquiera atenuada por la bienvenida con que los recibió Kicillof: “Quiero conversar, no vengo a hacer imposiciones”, dijo.

Un concepto significativo viniendo del funcionario que acaba de desencadenar una tormenta en YPF con ese decreto 1277: el propio presidente de la compañía, Miguel Galuccio, le hizo notar en los últimos días su disgusto en un encuentro crudo. Le explicó que la intervención dilapidaba su plan y que, de ahí en más, dada la desconfianza que la medida generaría entre potenciales inversores, los aportes para las operaciones de YPF debían provenir del Estado.

Es acaso la razón por la que en el Gobierno se apuraron en dar señales positivas al sector. Habrá que ver cómo gravita el valor de referencia de 2,05 pesos. Si se considera que, según datos de la Secretaría de Energía, sólo en la Capital Federal el precio oscila entre 1,12 y 1,79 pesos, es indudable que habrá impacto en los surtidores.

Esa certeza en momentos de desaceleración del mercado explicaba anoche la inquietud de los expendedores. El sector abastece a 1,8 millones de vehículos y emplea a 30.000 trabajadores. Venía creciendo últimamente por las distancias que lo separaban del precio de la nafta y que, en algunas zonas del país, llegaban a cinco veces.