El truco de las puertas asimétricas

Decir que un auto es coupé, más allá de una simple descripción sobre la disposición de las puertas, deja implícito una tipología de auto: un estilo que, en algunos casos, también habla mucho sobre sus dueños.

En el caso del Hyundai Veloster, ¿podríamos decir que es una coupé de 4 puertas? En rigor de la verdad, posee tres puertas y un generoso portón trasero.

Su asimetría permite que el conductor piense que se sube a una coupé, mientras que los acompañantes del lado derecho gozan de la comodidad de dos puertas para acceder a sus plazas.

En el Veloster, cabe destacar que la puerta trasera esté bastante bien disimulada y es apta para despistar a cualquiera de esas señoritas que sólo suben a  coupés deportivas.

Su diseño, en general, está planteado respetando el formato de una típica coupé hatchback (dos volúmenes con portón trasero). Así era su concept presentado en 2007, una coupé deportiva, muy compacta, de líneas extravagantes.

Hyundai Veloster Concept, presentado en el Salón de Seúl 2007.

El nuevo Veloster hereda un alto porcentaje de esas líneas, pero sus dimensiones fueron adaptadas a la plataforma del Hyundai Accent. Con esto, se ganó un poco más de lugar para las plaza traseras. Aquí está, a mi criterio, la vuelta de tuerca de originalidad respecto a algunos de sus competidores: el Veloster es un vehículo con aspecto deportivo, pero con espacio real para los ocupantes traseros. Y tiene un buen baúl de 320 litros.

Hablando de diseño propiamente dicho, en el Veloster podemos encontrarle líneas de tendencias varias, con poca musculatura en línea de cintura, pero mucha en pasarruedas.

Su diseño está planteado respetando el formato de una típica coupé hatchback.

Posee un destacado trabajo de superficies, con buenos encuentros, con brillos continuos. Como dicen los diseñadores: “Los brillos corren muy bien”.

Es un vehículo para mirarlo un largo rato. Posee superficies simple y complejas. Líneas de radios sencillos, principalmente en la vista en planta. Y otras con grandes tensiones, como en la trompa. Todo esto lo convierte en una pieza diferente, en función desde donde lo miremos.

En general, en los autos deportivos se buscan reducir las dimensiones del habitáculo. En particular, se intenta lograr que el cockpit se angoste en la parte trasera para generar la sensación de un auto más ancho y plantado al piso.

En este caso, la prioridad fue el espacio interior, por lo que el parante C se mantuvo recto (visto en planta) y la sensación de angostamiento -a mi criterio, muy bien lograda-, se trabajó sobre el portón trasero, con líneas y volumetrías generando un triángulo invertido.

El truco de las puertas asimétricas. El conductor del Veloster siempre sentirá que se sube a una coupé.

Vista en planta del Veloster de producción.

La cola es muy original y seguro generará tendencia respecto al juego volumétrico en su parte trasera, dando la sensación de que el auto es más ancho y de que las ópticas parecen más grandes de los que son realmente.

Su trompa tiene un diseño acorde a las últimas tendencias de la marca, con un aire a la estética aplicada por Citroën.

Es agresiva, imponente. Aunque en este juego de ser y parecer, un detalle negativo es que las entradas y salidas de aire resulten falsas.

Un punto a destacar es el trabajo minucioso en el interior de las ópticas, tanto para trasmitir el carácter del vehículo, como para lograr efectos lumínicos.

 

Ver imagen en alta resolución.

 

¿Ser un hatchback o parecer una coupé? Es el dilema que Hyundai logró resolver con el Veloster.

El interior tiene un diseño acorde con lo que pretende ser: tiene líneas agresivas, bien logradas, con una estética muy Robotech, similar a la que utiliza Ford.

Las sensaciones táctiles son variadas: volante y palanca de cambios resultan agradables, pero no así lo plásticos en general, con bastantes injertos en símil aluminio, que si bien cumplen con el objetivo de trasmitir sensación visual de estructura, la calidad de los plásticos lo contrasta completamente (se mira, pero no se toca). Si hubieran sido metálicos hubiesen sido perfectos.

En resumen, el habitáculo es atractivo, la verdad gustó. Pero la elección de algunos materiales no me terminaron de convencer. Otro detalle fue el aroma, con un excesivo olor a materiales vulcanizados. Me hizo pensar que estaba en el interior de una gomería.

¡Teléfono para la gente de Color & Trim!

Interior con estética a mitad de camino entre Robotech, Transformers y Kinetic Design.

Algo que se comentó mucho en el Focus Group (ver nota) fue la falta de potencia del motor. Eso abre un debate extenso sobre si realmente uno suele usar dicha potencia o si tan sólo la queremos porque otros competidores del segmento también la traen o la superan.

Pero, en este caso, analizaremos la cuestión desde el punto de vista del diseño. Ustedes dirán: “¿Y que tiene que ver?”

Y si: algo tiene que ver. Desde lo funcional y desde lo estético.

Desde lo funcional, si el auto es de mucha potencia y busca tener una alta performance en velocidad, el diseño probablemente esté limitado por las soluciones técnicas aerodinámicas.

Desde lo estético: el lenguaje de diseño que debe o no transmitir dicha sensación de potencia.

La cola es muy original. Brinda la sensación de que el auto es más ancho.

Acá se abre un gran interrogante para el diseñador: ¿considerar al auto como un “todo” e intentar reflejar fielmente lo que trae adentro (motor) o si conformarse con aparentar algo que no es?

Esto presenta un gran dilema conceptual, que muchas veces se resuelve rápidamente desde el escritorio del Director de Marketing: “Que parezca deportivo, ¡vende! Que gaste poco, ¡vende!”.

Dilema resuelto en este Hyundai: un motor rendidor, pero con poco consumo, y un diseño que parece que se come el asfalto. Todo coronado con un nombre que simplifica velocidad y roadster: Veloster.

El dilema de ser o parecer es una constante en el Veloster. Creo que es una jugada que a Hyundai le ha salido muy en los países donde comenzó a comercializarlo, donde poco a poco la gente esta tomando conciencia sobre el uso limitado en un verdadero deportivo y aprecia los valores de un vehículo con prestaciones superiores a la media, pero con uso más racional de la energía.

Su verdadero valor agregado es el diseño y la versatilidad que brinda un deportivo citadino, con precio de generalista y estirpe de exclusivo.

* Diseñador y director de LCD Studio.