La era del Tecnoconfort

Cuando se concretó el proyecto de realizar el #TechDrive (ver introducción aparte), comenzó un verdadero desafío logístico: el Mercedes-Benz S 500 Largo y el Lexus LS600hL estarían juntos durante sólo seis horas. En ese lapso habría que producir la nota, las fotos y el video.

¿Adónde podíamos llevar a dos de los autos más lujosos, exclusivos y sofisticados que hay en la Argentina? El Mercedes cuesta 410 mil dólares y el Lexus ni siquiera tiene precio, ya que no se encuentra a la venta.

La asociación libre con el nombre #TechDrive nos llevó a poner rumbo a Pilar, al Parque Austral. Es la única incubadora de empresas hi-tech del país. Allí se encuentran radicadas compañías que producen chips, satélites, celulares y tecnologías que todavía no necesitás. Pero que pronto vas a desear con toda tu alma.

Carlos Sueldo se encargó de conseguir el Mercedes. Mejor dicho, se lo quitó por un día a los directivos de la automotriz alemana, que lo utilizan como limousine oficial. Tuvo el Clase S en su poder durante 24 horas y actuaba como si fuera el dueño. Es decir: no movió un dedo para trabajar y se limitó a sentarse en la butaca trasera, leyendo los suplementos de Economía y Finanzas de varios diarios. Hasta nos hizo creer que entendía del tema.

El Lexus fue llevado a Pilar por Aldo, uno de los choferes más experimentados de Toyota Argentina. Atildado, discreto y siempre gentil, Aldo no sólo maneja muy bien. También tiene amplios conocimientos en campos tan disimiles como el idioma japonés, la tecnología híbrida, el sushi y el insufrible tránsito porteño.

 

POR FUERA

Comencemos con una aclaración, el Lexus LS600hL que ven acá no es el último modelo. Se trata de un ejemplar del año 2012, perteneciente a la tercera generación de la limousine de la marca de lujo de Toyota. Desde el 2013 ya se comercializa una cuarta generación, con una estética más moderna y llamativa.

Pero siempre sin estridencias. Tanto el LS de estas fotos como el más flamante, hacen un verdadero culto de la discreción en sus líneas. Aunque las proporciones no ayudan: esta versión con la carrocería larga mide 5,18 metros de extensión, 1,87 de ancho y tiene una distancia entre ejes de 3.090 milímetros.

Los fanáticos de los autos identificarán a este Lexus a la distancia. No sólo por su tamaño, sino también por su emblema tan poco habitual en nuestras calles. Recordemos que la marca tuvo presencia en nuestro país apenas entre 1999 y 2002. Y recién reapareció el año pasado, cuando ingresaron 19 unidades para los dueños de concesionarios Toyota. Ahora varios de esos ejemplares están a la venta.

Pero esa es data para auto-nerds. Para el no iniciado, este LS resultará apenas más llamativo que un Camry.

El Parque Austral de Pilar. El único lugar donde se desarrollan satélites, chips y teléfonos. Y donde se pueden ver un Lexus LS y un Mercedes Clase S, juntos.

El Parque Austral de Pilar. El único lugar donde se desarrollan satélites, chips y teléfonos. Y donde se pueden ver un Lexus LS y un Mercedes Clase S, juntos.

Cada uno mide más de cinco metros de largo. Y pesan dos toneladas.

Cada uno mide más de cinco metros de largo. Y pesan dos toneladas.

Este Clase S es la última evolución del buque insignia de Mercedes.

Este Clase S es la última evolución del buque insignia de Mercedes.

Este Lexus es un ejemplar de 2012 y pertenece a la tercera generación del LS. Ya existe una cuarta generación.

Este Lexus es un ejemplar de 2012 y pertenece a la tercera generación del LS. Ya existe una cuarta generación.

El Clase S está en el hemisferio opuesto. El opulento buque insignia de Mercedes llega con espectacularidad, luciendo su estrella inconfundible sobre el capot. Y, medio minuto más tarde, arriba el resto del auto. Mide 5,24 metros de largo, 1,89 de ancho y la batalla se extiende hasta 3,16 metros. Es decir, bajo sus ejes cabría un Smart. Por 400 mil dólares se ofrece una versión corta, con menos espacio para las piernas, tres plazas traseras y una extensión de 5,11 metros. Un “compacto”, al lado de Largo.

 

POR DENTRO

Los habitáculos son amplios, como es lógico. Aislados del exterior, con puertas pesadas y vidrios dobles, como corresponde a una limousine. Y con el foco del confort puesto en dos plazas muy especiales: la del conductor –porque hay muchos que compran estos autos para manejarlos personalmente, bien por ellos- y el asiento trasero derecho –opuesto al chofer, para tener más espacio para las piernas y quedar junto a la vereda al estacionar-.

Pero las diferencias, una vez más, son filosóficas. En el Lexus, todo es sobriedad y discreción. La tecnología está, pero se encuentra oculta. El interior todo negro -con diseño de butacas bien americano y terminaciones en plástico que imitan madera- tampoco ayuda. Además, abundan los componentes vistos en modelos más populares de Toyota, como el reloj digital de la Hilux, el comando de espejos exteriores del Corolla y el volante multifunción del Camry. Hay que aclarar, de nuevo, que es un Lexus discontinuado. El nuevo modelo presentado en 2013 mejoró mucho, aunque sigue siendo muy conservador.

Así eran los Clase S en el pasado, autos señoriales y con mucha tecnología, pero que se cuidaban muy bien de ostentarla. Con esta nueva evolución de la limousine alemana, eso quedó de lado. Los diseños atrevidos de las butacas, del volante (con insólita sonrisa de payaso) y del tablero (completamente digital) dejan en claro que este Clase S le habla a una nueva generación de millonarios: aquellos que quieren disfrutar con los últimos gadgets de la tecnología, pero que también ansían lucirlos como accesorios de diseño y moda.

En los asientos traseros, el espacio es sorprendente en los dos autos. El Lexus tiene tres plazas, pero lo más conveniente es anular la del medio, para dejar abrir el apoyabrazos central: allí se encuentran todos los comandos para ajustar las butacas (se reclinan los respaldos, con calefacción y ventilación que filtran a través del tapizado) y del sistema multimedia, con una pantalla plana que baja del techo.

En la cabina del Mercedes hay más diseño y ostentación opulenta.

En la cabina del Mercedes hay más diseño y ostentación opulenta.

Habitáculo inmenso, pero discreto y sobrio para el Lexus.

Habitáculo inmenso, pero discreto y sobrio para el Lexus.

Insólito volante con sonrisa de payaso.

Insólito volante con sonrisa de payaso.

Puesto de manejo completísimo, pero con muchos componentes de Toyota populares.

Puesto de manejo completísimo, pero con muchos componentes de Toyota populares.

Interrumpimos la transmisión de este tablero para mostrarte el sistema de visión nocturna.

Interrumpimos la transmisión de este tablero para mostrarte el sistema de visión nocturna.

El tablero del Lexus es digital, pero imita a uno analógico.

El tablero del Lexus es digital, pero imita a uno analógico.

Que los completísimos monitores del Clase S no opaquen al simpático reloj analógico.

Que los completísimos monitores del Clase S no opaquen al simpático reloj analógico.

La pantalla multimedia central del Lexus muestra el funcionamiento del sistema híbrido en tiempo real.

La pantalla multimedia central del Lexus muestra el funcionamiento del sistema híbrido en tiempo real.

La consola central del Mercedes, con más opciones que un Chest de Minecraft.

La consola central del Mercedes, con más opciones que un Chest de Minecraft.

El Lexus no se queda atrás, pero con una estética más Buck Rogers.

El Lexus no se queda atrás, pero con una estética más Buck Rogers.

En el Mercedes, los monitores se regulan en altura. Y cuelgan de los apoyacabezas delanteros.

En el Mercedes, los monitores se regulan en altura. Y cuelgan de los apoyacabezas delanteros.

Vista desde las plazas traseras del Lexus: los espejos y la pantalla bajan del techo.

Vista desde las plazas traseras del Lexus: los espejos y la pantalla bajan del techo.

A la izquierda, lo que oculta el apoyabrazos central del Mercedes. A la derecha, en el Lexus.

A la izquierda, lo que oculta el apoyabrazos central del Mercedes. A la derecha, en el Lexus.

El Clase S se diferencia por tres detalles exclusivos: beltbags, heladerita para dos botellas y apoyacabezas con acolchado chuavechito.

El Clase S se diferencia por tres detalles exclusivos: beltbags, heladerita para dos botellas y apoyacabezas con acolchado chuavechito.

El Clase S Largo viene de serie con dos butacas traseras individuales. Entre ellas hay un compartimiento que oculta dos mesitas de avión, auriculares y los dos controles remotos para los sistemas multimedias, con pantallas planas que cuelgan de los apoyacabezas delanteros. Al centro y contra el respaldo hay una heladerita, para llevar dos botellas de champagne. Las butacas del Mercedes también tienen ajustes múltiples, con el agregado de poder adelantar por completo el asiento delantero derecho (hasta inutilizarlo) y desplegar un generoso apoyapiés. Así se logra una comodísima posición Business, que invita a sestear.

Pero volvamos al puesto del chofer. El conductor del Lexus también puede ajustar a su gusto las plazas traseras (en posición y temperatura), de manera de prepararle el lugar al pasajero que esté por subir. Frente a él tiene un tablero digital y en la consola central cuenta con una pantalla multimedia que -entre otras cosas- muestra el funcionamiento en tiempo real de la mecánica híbrida (con tablas de consumo que serían la delicia de un estudioso de las estadísticas). Todos los comandos son intuitivos y se dominan con facilidad.

El chofer del Mercedes, en cambio, deberá hacer un curso Pitman para aprender a dominar todas las funciones del Clase S. Posee hasta un clásico reloj analógico, que tiene más chips para ponerlo en hora que para hacer girar las agujas.

Por supuesto, los dos cuentan con baúl. Pero no te sorprendas si te digo que están lejos de ser enormes. El del Lexus tiene 370 litros de capacidad, con rueda de auxilio de uso temporario. Y el del Mercedes, 510 litros, pero sin rueda de auxilio (sólo un kit de reparación y compresor). Es decir, el espacio para carga no ofrece nada que un Etios Sedán pueda envidiar. Ocurre que, en el caso del Lexus, parte del espacio está ocupado por las baterías del sistema híbrido. Y, en el Clase S, la que roba lugar es la heladerita.

En el baúl del Lexus roban espacio las baterías del sistema híbrido.

En el baúl del Lexus roban espacio las baterías del sistema híbrido.

En el Mercedes, la heladerita.

En el Mercedes, la heladerita.

La lista de equipamiento no la voy a enumerar. Me niego por completo a hacerlo. Te lo resumo así: tienen todo.

 

SEGURIDAD

Acá tampoco voy a hacer una enumeración. Sólo voy a destacar algo que me impresionó mucho: la seguridad activa. El nivel de tecnología puesta al servicio de evitar accidentes parece de otro planeta.

El Mercedes-Benz tiene un sistema de visión nocturna (Night Vision Plus), que detecta la presencia de personas y animales en el camino por medio de rayos infrarrojos. La imagen se proyecta en el tablero principal, ocultando un poco el velocímetro y el tacómetro.

El Lexus cuenta con un sistema similar, pero que añade una cámara de reconocimiento gestual que apunta al conductor. Si el sistema infrarrojo detecta la presencia de un peligro y advierte que el chofer no está prestando atención, disparará una serie de dispositivos con alarmas y luces, además de activar frenos y suavizar la dirección, preparando todo para una maniobra de emergencia.

Otro detalle inédito del Clase S, ahora sí apuntando a proteger a los ocupantes en casos de choque: tiene airbag frontal para el pasajero trasero derecho (te dije que ese era el lugar VIP) y cinturones de seguridad traseros inflables en caso de impacto, para evitar arrugar el traje de los ocupantes. Son beltbags. Posta.

 

MECÁNICA

El Lexus es un auto híbrido. Es decir, tiene un motor naftero V8 de 4.969 cc, con inyección directa e indirecta (igual que en la Toyota 86), que genera 394 cv de potencia a 6.400 rpm y 520 Nm de torque a 4.000 rpm.

A esto se suma un motor eléctrico de imanes permanentes (sin escobillas), con una tensión nominal de 650v. Está alimentado por baterías de níquel e hidruro metálico. Genera 224 cv y 300 Nm. Trabajando en conjunto, la potencia total llega hasta 445 cv.

El Mercedes recurre a un V8 de 4.663 cc, con inyección directa, turbo e intercooler. Entrega 455 cv de potencia a 5.250 rpm y 700 Nm a 1.800 rpm.

Motor V8 naftero y eléctrico para el Lexus, 445 cv en conjunto.

Motor V8 naftero y eléctrico para el Lexus, 445 cv en conjunto.

Un simple V8 para el Mercedes, 455 cv.

Un simple V8 para el Mercedes, 455 cv.

El Lexus no tiene una caja de cambios común. Es un sistema automático, pero sin engranajes convencionales ni variadores por correa. Es un complejo sistema de engranajes planetarios, que varían de manera permanente la relación entre el régimen del motor y la velocidad del auto. El conductor cuenta con un modo secuencial donde puede seleccionar siete marchas preprogramadas, aunque inexistentes dentro del mecanismo.

El Clase S tiene una caja automática convencional con engranajes, de siete velocidades.

En el Mercedes, la tracción es trasera. En el Lexus, a las cuatro ruedas.

 

COMPORTAMIENTO

Las dos limousines cuentan con suspensión neumática. Esto quiere decir que los espirales fueron reemplazados por cámaras de aire, que permiten variar la dureza de la suspensión, absorber con gran eficiencia las irregularidades del camino y variar la altura de la carrocería. Es como volar en alfombra mágica.

Esto significa que tienen el andar más confortable que te puedas imaginar. Pero también que inclinan muy poco al doblar. Son autos grandes como botes, pero no navegan en las curvas. La sensación de aislamiento es total, con muy poca información proveniente del exterior. La dirección y el chasis transmiten datos sobre lo que está pisando cada ruedas, por supuesto. Pero es como si lo comunicaran por medio de un telegrama postal. Entregado por un chasqui remolón.

En algunos mercados, el Clase S incluso va más allá, con un sistema que combina el uso del radar con la suspensión activa, para preparar el seteo del sistema hidráulico ante los cambios de terreno que las ruedas aún no pisaron. En alemán tiene un nombre complicado, pero es algo así como “magien telepátiquen”.

Pero que sean autos cómodos, muy grandotes, obsesionados por la seguridad y pensados para transportar a personalidades importantes, no significa que sean toscos. Todo lo contrario.

La capacidad de reacción de los motores para mover a estas moles -de más de cinco metros y dos toneladas- es alucinante. El Clase S acelera de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos. Y el Lexus alcanza la misma velocidad en 6,3 segundos. Los dos tienen la máxima limitada a 250 km/h. La ventaja de la limousine japonesa es la salida desde abajo, con el torque instantáneo del motor eléctrico: si el pasajero de atrás no sujeta bien su copa de champagne, se va a empapar.

Y hablando del motor eléctrico, el uso 100% con baterías es bastante limitado. Como en el Toyota Prius, no puede hacer más de dos kilómetros (siempre a menos de 40 km/h), sin tener que encender el V8 para recargar las pilas.

Autos para ejecutivos. Descubrimos que pasan más tiempo en la ruta que en la ciudad.

Autos para ejecutivos. Descubrimos que pasan más tiempo en la ruta que en la ciudad.

Clásico. Así nos lee Carlos Sueldo en el Lexus.

Clásico. Así nos lee Carlos Sueldo en el Lexus.

Techie. Y así en el Mercedes.

Techie. Y así en el Mercedes.

El consumo medio declarado por Lexus es de 9,3 litros cada 100 kilómetros. Mercedes declara un valor medio aún mejor para el Clase S, con 8,6 litros cada 100 kilómetros. Ninguno de los dos valores pudo ser comprobado, debido a la brevedad de la prueba. La autonomía de los dos está garantizada por tanques de 80 litros.

Y este último detalle no es menor. Por tratarse de dos limousines para ejecutivos, destinadas a trasladar a directivos de las dos automotrices, uno podría imaginar que estos vehículos pasan gran parte del tiempo en la ciudad. Pero lo cierto es que salen a la ruta más veces de las que podrías pensar.

Mientras negociábamos los préstamos de las unidades con la gente de Comunicaciones de Mercedes-Benz y Toyota, en las dos marcas me contaron casi la misma anécdota, diferenciada apenas por matices. Sucede que los directivos de Alemania y Japón sienten una irresistible fascinación cuando visitan por primera vez la Argentina. Y esta no es una declaración nacionalista: dije “fascinación”, no “amor” ni “pasión”.

Si hay algo que fascina sin remedio a estos visitantes son las dimensiones de nuestro país. Un alemán o un japonés, sencillamente no pueden creer que haya un concesionario de su marca a miles de kilómetros de Buenos Aires, sin tener que cruzar fronteras ni océanos. Las grandes distancias, los desconciertan. Los paisajes desérticos de la Patagonia y la chatura hipnótica de la llanura pampeana, los obnubilan.

Por eso, a la hora de visitar algunos concesionarios remotos, muchos de ellos renuncian al avión. Y piden ser llevados en estas mismas limos que ves acá. Allí viajan con el confort y la protección de personalidades VIP, pero con la nariz pegada a la ventanilla. Como niños que descubre la inmensidad del mundo, por primera vez en sus vidas.

 

CONCLUSIÓN

El espacio infinito para las piernas, las butacas First Class y la champañera serán por siempre atributos exclusivos de los autos más lujosos del mercado. Pero, ¿tendremos alguna vez autos populares con cámaras de visión nocturna? ¿Los airbags llegarán a inflar también a los cinturones de seguridad? ¿La tecnología híbrida estará alguna vez al alcance de todos los bolsillos?

El desarrollo de nuevos componentes, piezas y dispositivos nunca dejará de ser costoso. Y, por eso, siempre resultará lógico que se implementen primero en los autos más caros del mercado. Es la producción en masa la que permite abaratar los costos y democratizar las innovaciones. Así que, por un lado: sí, es muy probable que todas esas tecnologías estén cada vez al alcance de más personas.

En nuestro país, a la ecuación de la economía de escala hay que sumarle también el Teorema de la Economía Argentina, donde el Clase S pasó de valer 240 mil dólares en diciembre a 410 mil en enero.

TECHDRIVE30

Pero que la coyuntura local no empañe lo importante: las automotrices invierten millones en diseño y desarrollo para conquistar con lujo, confort y seguridad a los consumidores más exigentes del planeta. Lo que estos clientes selectos no saben es que, con su compra, también están financiando a los autos más modernos y eficiente que nosotros -el vulgo- compraremos en el futuro cercano.

Este fenómeno de la industria automotriz es lo más parecido a un sistema comunista. Sin hoces ni martillos. Pero con ruedas y sonido V8.

Por eso, cuando veas a uno de estos autos por la calle, no lo mires con mala cara ni prejuzgues a su propietario. Recordá que ahí dentro viaja el mecenas de los buenos autos que vas a comprar mañana.

 

Carlos Cristófalo

Fotos y video: Manuel Ledesma – Autos en Argentina

Producción: Luciano Salseduc, Carlos Sueldo y Matías Albín.

Agradecimientos: Mercedes-Benz Argentina, Toyota Argentina y Parque Austral

 

[recuadro]

La génesis del #TechDrive

 

Si tuviera que definir cómo es el evento de presentación de un nuevo auto en la Argentina lo haría con tres palabras: periodismo, frivolidad y tedio.

La información que llega al público sobre las conferencias de prensa de presentación de un nuevo auto suele limitarse a los datos sobre el vehículo y las entrevistas con los directivos. Ese vendría a ser el costado periodístico del lanzamiento.

Pero estos eventos también suelen tener un costado frívolo, con números musicales, presencia de celebrities, degustaciones de platos variados y barras con bebidas de todos los colores.

Sin embargo, también tienen un costado tedioso: las largas esperas hasta que la presentación comienza. Por lo general, si una marca cita a la prensa a las 17, es porque nada interesante ocurrirá hasta las 18. O más. Es una especie de acomodamiento protocolar ante la incurable impuntualidad argentina.

Ese tiempo muerto suele sobrellevarse con charlas sobre bueyes perdidos entre colegas. En mayo pasado, una marca convocó a una conferencia de prensa a las 11 y, como sabíamos que nada ocurriría hasta el mediodía, nos pusimos a charlar con Carlos Sueldo y Luciano Salseduc, mientras devorábamos un brunch tardío, con ensalada de frutas, huevos revueltos y muffins de chocolate (no precisamente en ese orden).

Hablábamos sobre la posibilidad de hacer una segunda edición del #FastDrive del año pasado. Fue un evento espectacular y muy divertido. Pero sucede que, en este año tan extraño para el mercado automotor, se siguen lanzando a la venta nuevos modelos, pero hay pocos deportivos disponibles para pruebas de prensa.

Estábamos lamentando eso cuando Sueldo comentó: “Ah, me olvidé de contarles. Mercedes-Benz me ofreció probar el Clase S. ¿Podríamos hacer algo con ese auto?”. Y Salseduc agregó: “La vez pasada le pedí a la gente de Toyota si me podían prestar uno de los Lexus que trajeron para los directivos. Se los dije en broma, pero me respondieron: ‘Podemos verlo’”

Así, entre migas de omelettes y chocolate chips nació el #TechDrive.

Por ahora, las innovaciones en estos dos vehículos en particular las disfrutan sólo sus selectos pasajeros, que no son otros que algunos de los más altos directivos de ambas marcas. No por nada estuvimos a punto de llamar a este encuentro… #CEOsDrive, #CaposDrive o #JefazoDrive.

Es la clase de ideas que surgen cuando tenés mucho tiempo libre.

Y cuando mezclás huevos revueltos con chocolate a las 11 de la mañana.

 

C.C.

[/recuadro]