La guerra de los sexos

Hace casi una década, el Citroën C3 causó una pequeña revolución en el Mercosur. Junto con la Xsara Picasso, fue el primer modelo de la marca francesa que se plantó como una alternativa seria, moderna y accesible en nuestro mercado.

Diez años después, el C3 cesó de fabricarse y dejó entre el público una imagen de auto original, bien equipado y con precios siempre por encima de la media del mercado de los autos chicos.

Hoy, ese Segmento B se dividió con claridad en tres zonas. Por un lado, están los modelos veteranos-low-cost (VW Gol Power, Chevrolet Classic, Peugeot 206, Fiat Uno Fire), después están los modelos regionales de nueva generación (como VW Gol Trend, Fiat Palio, Renault Sandero y Chevrolet Agile) y, por último, están los modelos con diseños globales y mayor equipamiento (Ford Fiesta KD, Chevrolet Sonic, Fiat Punto y pronto también Peugeot 208).

El Citroën C3 se posiciona en este último segmento. Por precio y equipamiento. Pero también por diseño y calidad de construcción. Lubri-Press manejó las versiones 1.5 8v y 1.6 16v durante dos días, por calles, rutas y ripio de Chubut.

La crítica completa se publica a continuación.

Por fuera

Al igual que el nuevo C3 europeo, presentado hace dos años, el C3 fabricado en Brasil utiliza una plataforma que es una evolución de la utilizada por el primer C3.

Comparado con el C3 europeo, las medidas son exactamente las mismas. La única salvedad es que el modelo brasileño es tres milímetros más bajo que el europeo.

Las luces de leds diurnas (disponibles a partir de la versión Tendance) se apagan al encender los faros principales.

Las grandes diferencias, obviamente, surgen al compararlo con el viejo C3. El nuevo es 94 milímetros más largo (3.850 mm) y 41 más ancho (1.667), pero conserva la misma distancia entre ejes (2.460).

En términos de diseño cambió por completo, aunque es innegable que conserva la esencia del primer C3: un hatchback de líneas redondeadas, con un perfil casi esférico y una personalidad que se distingue con facilidad del resto de los competidores.

 

Por fuera se parece mucho al C3 europeo. Por dentro, poco. El interior toma muchos elementos de la dupla C3 Aircross/Picasso brasileña.

También se lo ve femenino. En Citroën Argentina reniegan de esta visión, a pesar de que buena parte de las ventas del primer C3 se lo deban a las damitas. Y ojo: no reniegan porque el C3 ahora sea recio y masculino. Reniegan porque saben que quedar etiquetado con un sexo, siempre implica perder chances de conquistar al bando contrario.

Los autos no tienen sexo, pero la estética del nuevo C3 no es agresiva, deportiva o arrogante. En cambio, se lo ve sutil, elegante y delicado. La interpretación sexual de estos términos queda bajo la exclusiva responsabilidad de tu Freud interior.

Por dentro

Resulta imposible hablar del habitáculo del C3 sin mencionar al parabrisas panorámico. En Citroën lo bautizaron Zenith –aunque también lo definen como “un capullo de vidrio”, metáfora fémina si la hay- y está disponible en todas las versiones, excepto en la más básica Origine.

Citroën define al parabrisas panorámico Zenith como un “capullo de cristal”.

El largo del parabrisas aumentó de 990 a 1.350 milímetros y permite un ángulo de visión de hasta 108 grados. El efecto que causa es bastante curioso. No genera sorpresa al sentarse bajo él, porque uno se acostumbra con facilidad a la visión panorámica. Lo que sí ocurre es que se la extraña –y aprecia- cuando uno se vuelve a subir a un auto con un parabrisas convencional.

Si el sol molesta, se puede desplazar hacia adelante una gran visera que tiene incorporados los dos parasoles (sin espejos de cortesía). Esta función también obligó a suprimir las agarraderas del techo.

La visera superior del parabrisas se puede deslizar hacia adelante, si es que el sol molesta demasiado dentro del capullo.

Por diseño y calidad de materiales, el nuevo C3 evolucionó mucho con respecto a su antecesor. El interior se parece poco al del C3 europeo –que lo supera con claridad en terminaciones- y en cambio resulta muy similar a los C3 Aircross y C3 Picasso.

La posición de manejo es ejemplar para este segmento. La butaca se regula en altura y el volante –con un diseño muy agradable al tacto y base cromada- también se ajusta en altura y profundidad.

Detrás, el espacio es más acotado. La forma redondeada del techo obligará a los más altos a agachar la cabeza. La butaca trasera ahora es más ancha, pero sigue pudiendo llevar sólo a dos adultos y un niño.

El equipamiento básico es bastante completo. De serie, viene con dirección eléctrica variable, aire acondicionado manual, levantavidrios eléctricos delanteros, retrovisores eléctricos, computadora de abordo y equipo de audio con radio/CD/MP3/Aux.

Tablero de bonito diseño. Le falta el indicador de temperatura del agua.

Seguridad

Los sensores de estacionamiento traseros están disponibles desde la versión Tendance Pack Secure. No esperes que detecten la presencia de acantilados.

En la opinión de Citroën Argentina, este es uno de los puntos fuertes del nuevo C3. En la opinión de Lubri-Press, es uno de los más flojos.

Citroën destaca que el C3 se haya adelantado más de un año a la fecha impuesta por el Gobierno para equipar a todos los autos 0KM con doble airbag y frenos ABS. Esto es muy loable y deberían imitarlo todas las marcas, comenzando por la propia Citroën, que todavía no ofrece estos elementos de serie en la Berlingo.

Lo cierto es que, frente a sus competidores más directos, el nuevo C3 (junto con el nuevo Fiat Punto) tiene el equipamiento de seguridad más limitado. Los airbags laterales sólo se ofrecen en la versión tope de gama (Exclusive Pack My Way) y no hay posibilidades de airbags de cortina, airbag de rodilla o control de estabilidad, como sí ofrece el referente de este segmento, el Ford Fiesta KD.

Por lo demás, se destacan los cinco cinturones de seguridad inerciales de serie y los cinco apoyacabezas disponibles a partir de la versión Tendance.

Motor y transmisión

Los motores no son completamente nuevos, pero son buenas evoluciones de los ya conocidos.

Más allá del diseño, más allá del parabrisas Zenith y más allá del equipamiento de seguridad, la gran novedad del nuevo C3 está en las mecánicas. Los dos motores nafteros no son completamente nuevos, pero se trata de buenas evoluciones de los impulsores anteriores.

El conocido 1.4 8v aumentó su cilindrada hasta 1.5 litros y la potencia pasó de 75 a 90 caballos de fuerza. Además, también aumentó el torque hasta 131 Nm, disponibles a partir de las 3.000 rpm.

El también conocido 1.6 16v (que debutó con el Peugeot 308) recibió un sistema de distribución variable que permitió aumentar su potencia de 110 a 115 cv.

La caja es manual, de cinco velocidades. En Brasil ya se ofrece una variante automática, que recién podría llegar a la Argentina dentro de un año.

La mala noticia es que este C3 ya no tendrá una versión diesel. Varios ingenieros de la marca fantasean con la posibilidad de montar el 1.6 HDi de 110 cv que ya trae el C4 fabricado en El Palomar, pero esto no ocurrirá hasta que se asegure una mínima demanda del mercado local. ¿Cuánta? Al menos mil unidades al año.

Comportamiento

Una ruta libre de tránsito en la Patagonia. Excelente pavimento. Y varios C3 con motores más potentes. Buen plan para un miércoles.

La prueba de manejo tuvo como epicentro a Puerto Madryn e incluyó un viaje hasta Puerto Pirámides, con algunas escapadas por caminos de ripio y manejo urbano.

El recorrido armado por Citroën sobre caminos de Chubut incluyó un tramo de ripio dentro de la Estancia Las Charas.

Lo primero que llama la atención del nuevo C3 es la insonorización del habitáculo. Todas las puertas tienen burletes dobles, se instalaron nuevas mantas insonorizantes entre el motor y el habitáculo, se redujo la rumorosidad de los propulsores –“con timbre trabajados, para ser más agradables al oído”, según la femenina descripción de la marca- y se instalaron vidrios laterales más gruesos en las plazas delanteras, que pasaron de 3,15 a 3,50 milímetros de espesor.

El parabrisas Zenith también sorprende por su estanqueidad. No se perciben chiflidos extraños ni genera ruidos aerodinámicos a altas velocidades.

El motor 1.6 16v le sienta de maravillas al C3. Hasta puede decirse que le queda holgado. Alcanza una velocidad máxima de 189 km/h y el chasis está a la altura de la exigencia: en ciudad, el andar es confortable y se beneficia con un buen despeje del suelo. En ruta, y a buena velocidad, transmite mucha confianza y dobla sin inclinaciones bruscas. La dirección eléctrica variable es muy cómoda en ciudad, pero en la ruta se extraña bastante la comunicación más directa de una dirección mecánica.

Pero la sorpresa es que el motor 1.5 8v también tiene un buen desempeño. El torque es más que suficiente para lograr un manejo ágil en ciudad, mientras que en ruta alcanza una máxima de 172 km/h. Por relación precio/prestaciones este impulsor se presenta como una propuesta lógica y tentadora frente al más caro 1.6 16v.

Lástima que, como ya es una lamentable costumbre en nuestro mercado, el cliente interesado no pueda combinar la mecánica más chica con el equipamiento más completo.

A pesar de conservar la plataforma del viejo C3, se nota que las suspensiones fueron totalmente reformuladas, especialmente en el eje trasero: se trata del mismo conjunto de amortiguador, resorte y tope que se estrenaron con los C3 Aircross/Picasso y que están preparados para soportar un mayor nivel de carga.

Una de las principales diferencias técnicas con respecto al C3 europeo es la ausencia de frenos a disco traseros. No se ofrecen ni siquiera en las versiones 1.6 16v. Samuel Dumas, responsable del desarrollo del proyecto C3 para el Mercosur, le explicó a Autoblog el motivo: “En esta región no se alcanzan velocidades tan altas como en Europa, donde por ejemplo un usuario alemán puede viajar todos los días por una autopista a 180 km/h”.

Lo curioso es que Dumas realizó esta declaración poco antes de dejarle a un grupo de periodistas pie-de-plomo una larga recta patagónica libre de tránsito y con excelente pavimento para exigir a fondo los C3. Los frenos son buenos, pero los discos traseros se agradecerían mucho.

Conclusión

El mercado automotor que recibió al primer Citroën C3 hace casi una década es muy distinto del actual. En aquél entonces, el C3 consiguió distinguirse con rapidez de la competencia por su concepción más moderna y su diseño original. Por eso, la marca no tuvo problemas al posicionarlo en precio bien por encima de la media del segmento.

Hoy, la situación es diferente. En el segmento B hay muchos autos modernos. Y muy buenos. Es más: en el 2013 seguirán llegando contendientes de peso.

Sin embargo, la marca es ambiciosa. Citroën Argentina apuesta a que el nuevo C3 duplique sus ventas por su diseño “menos femenino” y por su parabrisas panorámico Zenith. Lubri-Press, en cambio, cree que las principales virtudes están en las nuevas motorizaciones y en la perfecta insonorización del “capullo de vidrio”.

El techo panorámico con vista cenital, ideal para apreciar paisajes patagónicos.

A Citroën le resultará muy fácil conquistar a los usuarios del viejo C3. Las mejoras son notables, en todo sentido. Pero no será tan sencillo ganar nuevos clientes. En especial, cuando la competencia es buena y expone con rapidez algunas lagunas bien concretas, como ocurre con el equipamiento de seguridad o con la ausencia de una caja automática.

La competencia en el segmento de los autos chicos se pone cada vez más interesante y obliga al usuario a analizar con más detenimiento la decisión que está por tomar. Contar con una oferta cada vez más amplia y variada puede resultar estresante para algunos.

Por fuera es completamente distinto al viejo C3, pero conserva su esencia.

En cambio, quienes sepan interpretar que el único ganador de esta guerra de propuestas es el consumidor, descubrirán con la claridad de una epifanía que este juego sin fin de elegir el producto correcto, puede llegar a ser tan divertido y desafiante como discutir sobre el sexo de los autos.

C.C.

Fotos: Juan Lopetegui