La importancia del “qué” y del “cómo”

Por Néstor Setzes

Los antiguos griegos que todo lo explicaron sostenían lo siguiente: “nada tiene de malo o de bueno en sí mismo, lo que lo hace malo o bueno es la manera en que se lo hace. Se puede beber, comer, dialogar, trabajar y será bueno si se lo hace conforme a las reglas del buen gusto y el mismo hecho se transformará en malo si obedece a excesos y libertinaje”

Esta profunda reflexión se puede aplicar perfectamente a las comunicaciones en la empresa donde cada cuestión no debe ser buena o mala en sí misma. Se trata de entender datos e informaciones favorables o no en mayor o menor medida, pero datos e informaciones al fin. Generalmente en la empresa se da mucho valor al “Qué” se comunica y poco valor al “Cómo” se lo hace.

Lo que decididamente transformará esa comunicación en algo malo es “Cómo” se la efectúa.

Si lo que se quiere transmitir se lo hace a los gritos, con malos modos, ofensivamente o de manera deficiente, seguramente se logrará un mal resultado más allá de aquello que se quiso transmitir. Ni que hablar de las desmotivaciones del personal y consecuencias derivadas de orgullos heridos.

Los hombres tenemos razón para poder dominar las pasiones y poder conducir nuestros actos.

Los hombres tenemos razón para poder dominar las pasiones y poder conducir nuestros actos.

Si en cambio se tienen siempre en cuenta las formas y las reglas del buen gusto al comunicar algo, más allá de lo beneficioso o perjudicial de la novedad, habrá más posibilidades de trabajar efectivamente sobre la cuestión, sin perder energías de manera innecesaria en cuestiones emocionales negativas derivadas de molestias personales.

Es conveniente entonces en la empresa “obligar” a que todos se manejen con buenas formas y respeto, más allá de la comunicación que se quiera dar o la cuestión a resolver, o quienes sean los involucrados.

Esos buenos modos extendidos por toda la organización derivarán en mayor productividad y mejor compromiso y participación de todo el personal.

Muchas veces, para no manejarse con respeto y buen gusto se escuchan excusas del tipo: “yo tengo mi carácter”, lo que por lo menos es un error.

Volviendo a la filosofía griega, éste tipo de comportamientos era descripto como de un sujeto  “desarreglado  y esclavo de sí mismo, lo cual se tiene por vituperable”. 

Los malos modos son solo una cuestión de mala educación y falta de límites.  Solo los animales son absolutamente esclavos de sí mismos y sus pasiones. Los hombres tenemos “la razón” para poder dominar esas pasiones y poder conducir nuestros actos.

El hecho de que todos en la empresa se manejen deliberadamente con respeto y buenas formas es una cuestión de “cultura organizacional” que debe incentivarse a través de una concientización de todos los involucrados, y de ser necesario con sanciones ejemplares para quienes no lo hagan.

Claro que primero debe concientizarse a los niveles jerárquicos más altos quienes deben pregonar con el ejemplo, ya que como toda cuestión de “cultura organizacional” se aplica por derrame y de arriba hacia abajo de la pirámide organizacional.

Si se logra, la empresa habrá avanzado hacia una mejor productividad derivada de comunicaciones más efectivas, mayor compromiso del personal y mejor calidad de vida laboral para todos.

 

* SICFIE, Asesoramiento y Control PyME – Coaching empresario / info@sicfie.com.ar / www.sicfie.com.ar