La importancia del uso del líquido refrigerante

¿Refrigerante o “agua de la canilla”? Una mala decisión puede generar daños en el circuito de refrigeración del motor.

En este artículo, hablaremos de la importancia que tiene el uso de líquido refrigerante, anticongelante y anticorrosivo en el circuito de enfriamiento de nuestro vehículo, y los daños que puede producir el uso del agua en el mismo.

Cuando hablamos del motor de un vehículo, cuyo funcionamiento es a base de combustibles, estamos hablando de un motor a explosión, o de combustión interna.

Este tipo de máquina, debido a su sistema de funcionamiento, libera calor, por lo cual necesita un sistema de enfriamiento que mantenga la temperatura regulada para su óptimo funcionamiento.

Existen dos tipos de sistemas de enfriamiento: refrigeración por aire y refrigeración líquida, comúnmente conocido como “refrigerado por agua”.

Si hablamos de un motor refrigerado por agua, esto no quiere decir que se utilice solamente éste líquido para el circuito de enfriamiento, y mucho menos de la “canilla.”

Es verdad, antiguamente el primer líquido refrigerante utilizado para el enfriamiento de los motores fue el agua, ya que posee excelentes características de transferencia de calor, haciéndola muy adecuada para su utilización como refrigerante del motor. Sin embargo, existía un gran problema, el congelamiento en zonas cuyas temperaturas invernales estaban por debajo de 0°C.

El primer producto que se usó para agregarle al agua, y así solucionar el problema de solidificación por congelamiento, fue el alcohol metílico, también conocido como alcohol de madera, que cumplía la función de aditivo anticongelante.

Esta mezcla tenía un punto de cristalización menor que el del agua, pero dejo de utilizarse debido a su composición química, la cual contiene un agente que acelera la corrosión de los metales con los que toma contacto. Este deterioro es similar al que produce el agua por su contenido de minerales, disminuyendo la vida útil de los componentes del circuito de enfriamiento del motor.

Por otra parte, la construcción y funcionamiento de los motores de los vehículos antiguos, permitían el uso de líquidos como el agua para su enfriamiento, ya que éstos eran de muy baja compresión, menor cantidad de RPM y funcionaban a menos temperatura que los más modernos. Sí bien estos motores estaban construidos con blocks y tapas de cilindros de fundición de hierro de gran espesor, la corrosión producida por el agua y la corriente galvánica no les causaba tanto daño, o por lo menos a corto plazo. También estaban equipados con radiadores de cobre y bronce cuyos materiales eran muy resistentes a la corrosión y permitían una larga vida útil.

Producto de la oxidación, el sarro producido por los minerales contenidos en el agua que tomaban contacto con las partes metálicas del motor y del radiador, se efectuaba como mantenimiento un drenaje y enjuague del circuito, y en algunos casos, desarme, limpieza y/o reparación del radiador, ya que estos lo permitían a diferencia de los actuales, que en estos casos deben ser reemplazados por uno nuevo.

Los avances de la tecnología automotriz permitieron muchos cambios en la fabricación y desarrollo de los motores en las últimas décadas.

Estas nuevas generaciones de motores tienen como evolución, características como mayor potencia a menor cilindrada, mayor compresión y régimen de motor, además de otros factores. En consecuencia, necesitan trabajar a temperaturas mas elevadas para lograr un mejor aprovechamiento térmico que optimice la combustión, obteniendo así mayores prestaciones y menor consumo de combustible. Esto exige un líquido refrigerante cuyos componentes aseguren una temperatura ideal de funcionamiento, la cual oscila entre los 90°C y 100°C aproximadamente.

El líquido refrigerante se puede presentar en diferentes colores, como por ejemplo, rojo, verde, azul o amarillo. No sirve para clasificar al producto. Sólo se usa para detectar fugas en el circuito.

Otros factores de esta evolución de los motores son: su reducido tamaño, como también los materiales con los que están construidos, con tapas de cilindros y blocks de motor en aleación de aluminio y de espesores más delgados. Esto permite el aprovechamiento de la mayor capacidad de disipación de temperatura de este material, permitiendo la fabricación de motores más livianos.

La corrosión, la solidificación del agua por congelamiento, y la ebullición por temperatura, pueden ocasionar gravísimos daños en estos motores, haciendo imprescindible el uso de un líquido refrigerante, anticongelante y anticorrosivo, que preserve la vida útil de motor y proteja los componentes del circuito, como por ejemplo, la bomba de agua, radiador, termostato, tuberías, circuito de calefacción, etc.

De aquí en adelante, veremos los daños más frecuentes que produce el uso de agua en estos motores, como así también un líquido refrigerante en mal estado.

La corrosión

Como mencionamos anteriormente, las aleaciones de los metales que se usan hoy para la construcción de tapas de cilindros y blocks de motor, son afectados por la corrosión que produce la circulación del agua y sus minerales en el interior del circuito. Esto genera corrientes galvánicas y efectos de cavitación en los metales, es decir, pequeñas picaduras que con el tiempo se van agrandando y son muy perjudiciales. Uno de los problemas más frecuentes es que la turbina de la bomba de agua es atacada por la corrosión hasta desgastarla, deteriorando sus paletas como también, pudiendo producirse hasta la perforación del cuerpo de la misma ocasionando pérdidas.

Otro problema muy frecuente es que la corrosión ataque a la tapa de cilindros y al anillo metálico de la junta que sella a ésta con los cilindros y las cámaras de agua del circuito. Esta pérdida de estanquidad ocasionará que pase la compresión de los cilindros al circuito refrigerante, pasando presión al mismo y ocasionando severos daños como: recalentamiento, perforación de mangueras y roturas de radiador por la elevada presión, así también de otros componentes.

El congelamiento

La solidificación del agua por congelamiento dentro del circuito ocasiona daños fatales en un motor. Esto suele ocurrir en zonas de clima helado con temperaturas invernales por debajo de 0°C.

A diferencia de otros líquidos, el agua se expande cuando se congela y dado a que el block de motor no es flexible, la solidificación del agua por congelamiento podría romperlo sin importar si se trata de un block de aluminio o de hierro fundido, poniendo fin así con la vida útil del mismo.

Otro daño importante que puede causar el congelamiento es el deterioro de la bomba de agua, produciendo graves consecuencias.

Sí le damos arranque al motor cuando un bloque de hielo está formado dentro de la bomba, quedaría trabada la turbina y es muy probable que se rompa o se desclave de su eje, o bien que deslice la correa sobre la polea.

En los motores cuyo accionamiento de la bomba de agua se produce por la correa de accesorios, el problema no sería de tanta gravedad. Sin embargo, en aquellos motores con accionamiento de la bomba mediante la correa de distribución, correríamos el riesgo del corte de ésta última y las gravísimas consecuencias de rotura de motor que pueden provocarse. “Un gran dolor de cabeza.”

La ebullición

Otro inconveniente que puede ocasionar el agua en el circuito, es la ebullición.

Anteriormente, hemos mencionado que los motores de hoy trabajan a una temperatura ideal de funcionamiento entre los 90°C y los 100°C.

Como todos sabemos, si colocamos un recipiente con agua a calentar en la hornalla, aproximadamente a los 80°C de temperatura observaremos burbujas, principio de ebullición y posteriormente a los 100°C se produciría el hervor. El agua al calentarse produce dilatación, lo cual aumenta su volumen y produce presión la cual levantaría la tapa y derramaría el agua.

En un motor podría ocurrir algo similar, con la diferencia que el circuito es cerrado y el aumento del volumen por ebullición y la presión generada podría causar varios inconvenientes como: recalentamiento del motor, lectura errónea de los sensores y rotura de los componentes del circuito de refrigeración de motor.

Líquido refrigerante

Las propiedades que componen a este fluido hacen que sea refrigerante, anticongelante y anticorrosivo. Este líquido está compuesto por una base de agua desmineralizada y productos químicos como etilenglicol, aditivos anticorrosivos, antiespumantes, conservantes y colorantes.

Todo esto hace que esté especialmente formulado para el uso en sistemas de enfriamiento de todo tipo de motores, brindándoles una calidad óptima de funcionamiento.

Las propiedades anticorrosivas confieren una máxima protección y duración de todos los metales que componen el circuito, garantizando una mayor vida útil. Por sus propiedades anticongelantes, disminuye el punto de congelación hasta aproximadamente -37°C , evitando así algunas averías anteriormente mencionadas.

Sus propiedades anti ebullentes, aumentan el punto de ebullición hasta aproximadamente unos 110°C, facilitando la refrigeración y evitando el recalentamiento sobre todo en zonas de climas cálido.

El líquido refrigerante se puede presentar en diferentes colores, como por ejemplo, rojo, verde, azul o amarillo. Esto no quiere decir que el color clasifique la calidad del producto, simplemente ayuda en la detección de fugas que puedan existir en el circuito, haciendo que sean más visibles.

Siempre es conveniente para su reposición, la utilización de líquidos del color y la calidad recomendado por el fabricante, pues si estos se mezclan, se produce un color ajeno al del refrigerante, lo cual daría cuenta a un líquido en mal estado.

Además, la mezcla de líquidos refrigerantes orgánico e inorgánicos produce la disminución de las cualidades y características de éstos, convirtiéndolo en un líquido nocivo, incapaz de darnos la protección necesaria para el cuidado del motor.

El líquido refrigerante concentrado debe diluirse con agua destilada, des-ionizada o desmineralizada en proporciones indicadas por el fabricante, o de acuerdo a la zona climática donde funcionará el motor. Lo más comúnmente recomendado es 50% agua y 50% liquido refrigerante.

Como mantenimiento se recomienda el reemplazo del líquido cada dos años o cada 50 mil km aproximadamente, o según lo indique el fabricante del vehículo. Un líquido refrigerante en mal estado puede provocar severas consecuencias como lo hemos mencionado anteriormente, siendo aconsejable el estricto respeto por los períodos de mantenimiento.

En conclusión, considero que estas explicaciones y consejos han sido suficientes para que tengamos en cuenta la importancia de la correcta utilización del líquido refrigerante.

Por Marcelo Todeschi
Profesor del Instituto Tecnológico de Capacitación Automotriz (ITCA)
prof.mtodeschi@itca.com.ar
www.ITCA.com.ar

Consultas por cursos de mecánica y electrónica automotriz al: 0810-220-4822