La Ruta del Pehuén

Toyota Argentina organizó el mes pasado la travesía #ToyotaPehuén, una caravana de cuatro días por rutas de Neuquén, con el único objetivo de celebrar a dos best-sellers Made in Argentina: las Hilux y SW4 fabricadas en la planta de Zárate.

Lubri-Press participó de la experiencia que incluyó caminos de montaña, ripio, nieve profunda, volcanes, centros de esquí y hasta zonas petroleras el diario de viaje se reproduce a continuación.

 

DÍA 1

Son las seis de la mañana y afuera del Hotel Hue Melén, en Zapala, hay cero grado. Pero a esta hora sale gente a la calle en mangas de camisa. Son los últimos estoicos de la noche del casino que está al lado.

Acá, en el Sur, dicen que te acostumbrás rápido. Que este frío no es como el de Buenos Aires, con esa humedad que te cala los huesos. Y que la vida en la Patagonia es dura, sí, pero nada comparada al loquero de Capital Federal.

En eso tengo que darles la derecha. Salir ayer martes de Buenos Aires fue como lograr huir de un monstruo de ocho brazos. Una tormenta un poco más fuerte de lo habitual convirtió a las avenidas y autopistas en trampas para los autos. Los vuelos se cancelaron, primero por el granizo y después por la amenaza del Gobierno de cerrar Aerolíneas Argentinas.

Es muy tranquilizador volar en una línea que, de pronto, podría dejar de existir mientras estás en el aire.

El vuelo, que debió salir a las nueve de la mañana, recién aterrizó en Neuquén a las diez de la noche. Pero el monstruo de ocho brazos quedó más de mil kilómetros atrás.

TOYOTAPEHUEN1

Voy a pasar los próximos cuatro días recorriendo la Ruta del Pehuén, una serie de caminos de asfalto, ripio y nieve con el único fin de mirar bien de cerca montañas, lagos y volcanes de esta provincia. ¿La excusa? Celebrar a dos best-sellers de nuestro mercado: las Toyota Hilux y SW4.

Pasaron ya cuatro años desde que la pick-up japonesa comenzó a recibir embates de rivales tradicionales y nuevos. Fue como una granizada fuerte, de esas que abollan hasta las narices de los jets. Pero la Hilux aguantó estoica, como los tipos que caminan acá afuera, en mangas de camisa.

En estos cuatro años llegaron a la Argentina pick-ups con diseños más modernas, tecnologías más sofisticadas, comportamientos dinámicos más refinados, motores más potentes y transmisiones cibernéticas. Pero la Hilux y la SW4 aguantaron ahí, firmes, como la pick-up y la SUV medianas más vendidas del mercado.

Ya todos sabemos que el año que viene se presentará a nivel mundial la nueva generación. Y que la planta de Zárate recibió una inversión de 800 millones de dólares para adaptarse y aumentar la producción.

A esta generación le queda más de un año de vigencia, pero en noviembre comenzarán las despedidas con la llegada de la versión Limited.

Mi objetivo, en estos cuatro días, es intentar descubrir por qué no lograron destronarla. Mi primer aprendizaje fue éste: si vas a escapar de un monstruo, la Hilux sirve.

Organizadores de la travesía: Andrés Barcos y Santiago Roca, de Toyota Argentina.

Organizadores de la travesía: Andrés Barcos y Santiago Roca, de Toyota Argentina.

 

DÍA 2

El segundo día de la travesía 4×4 de Toyota por Neuquén unió Zapala con Villa Pehuenia. E incluyó un curso intensivo de conducción sobre nieve profunda. Ocho horas para hacer seis kilómetros, por la vieja Ruta 12 de los contrabandistas a Chile.

La segunda jornada arrancó temprano, uniendo Zapala con Villa Pehuenia por la Ruta 13, un camino que estuvo cerrado días atrás por las intensas nevadas. Entre placas de hielo y pavimentos detonados, allí colocamos por primera vez la doble tracción, que no volveríamos a quitar en todo el día. Además, el control de estabilidad se encargó de recordarnos cada tanto que estaba ahí para salvarnos de algunos excesos con el acelerador.

En el camino, nos cruzamos con una postal Star Wars: una tropa del Ejército de los Andes, que realizaba ejercicios y maniobras sobre la nieve. Con trajes térmicos que les tapaban hasta la cabeza, mochilas anatómicas, esquíes y fusiles snipers.

Por fin en Pehuenia, tomamos contacto con una leyenda del lugar: el Lobo Solitario. Ese es el apodo con el que se lo conoce a Juan Carlos Barbosa, 57 años, el mayor experto en conducción en nieves profundas de la Argentina. Nacido en Zapala, Barbosa comenzó a explorar hace 30 años las rutas abandonadas de los pasos fronterizos hacia Chile.

Con sus hermanos y otros amigos del off-road, Barbosa es conocido por haber confeccionado los mapas de los viejos caminos olvidados por Vialidad Nacional, que ahora están a disposición de todos los aventureros que los descarguen de Proyecto Mapear.

Se trata de senderos imposibles, donde hasta hace poco sólo circulaban cuatreros y contrabandistas, desde y hacia la frontera chilena tan cercana. Los Barbosa hasta han salido en los diarios, denunciando corrimientos limítrofes –pensamos que de buena fe- por parte de los vecinos.

Con las dos Hilux y dos SW4 4×4, más el apoyo de una tercera SW4 con accesorios para abrir camino sobre la nieve profunda, viajamos sobre los restos de la vieja ruta nacional 12 –hoy apenas un camino provincial- hasta el viejo Paso del Arco, donde hace 80 años hubo un paso fronterizo hacia Chile.

Hoy sólo quedan los hitos que marcan la frontera y el antiguo edificio de Aduana, apenas un montón de piedras estilo Game of Thrones.

Barbosa es un personaje bastante particular. Además de su pasión por el off-road, la cartografía y su rol de gendarme fronterizo ad-honorem, es un conocido empresario del rubro de los alimentos de Zapala. Putea como carrero y es adicto a los cigarrillos de papel y electróncos, que pita con fruición.

Maneja vehículos 4×4 desde hace 30 años. Arrancó con una pick-up Mazda y pasó por varias marcas hasta encontrar sus dos modelos favoritos: la Toyota Land Cruiser y la Land Rover Defender. “Para manejar en nieve profunda no hace falta gran potencia ni ayudas electrónicas: sólo se necesita un buen despeje del suelo, neumáticos apropiados, mucha paciencia y concentración”, asegura.

Su especialidad son las excursiones con turistas, para que se sorprendan con lo que pueden lograr sus simples SUVs urbanas. Pero también se encarga de tareas de logística (mantiene la red de internet de Villa Pehuenia, con antenas sobre las montañas que las tormentas se empeña en derribar, y allá va el Lobo) o el rescate de maquinaria pesada (si por una distracción del caminonero, tu equipo petrolero de dos millones de dólares termina en una zanja, allá también va el Lobo).

Algunos paisajes sólo se pueden apreciar llegando hasta ellos en cierto tipo de vehículos.

Algunos paisajes sólo se pueden apreciar llegando hasta ellos en cierto tipo de vehículos.

Las Hilux de la comunidad mapuche de Batea Mahuida.

Las Hilux de la comunidad mapuche de Batea Mahuida.

El Longko Alfredo, probando la Hilux automática.

El Longko Alfredo, probando la Hilux automática.

Con el vehículo indicado, según el Lobo Solitario, el único error temible es el humano: “Esa pieza torpe que suele estar entre el volante y la butaca. El problema, por lo general, no es la flecha. Es el indio.”

Para mí, que disfruto en Lubri-Press manejando un deportivo a buena velocidad en circuitos o peléandome en el barro con una 4×4, conducir en la nieve profunda implicó olvidarme de todo y aprender desde cero otra vez.

Un buen ejemplo son las trepadas. Mientras en la arena, el barro o incluso el hielo hay que encarar las subidas a buena velocidad, en la nieve honda hay que avanzar lo más despacio posible.

La transmisión, en primera de baja y con el ESP desconectado. La dirección, bien concentrada sobre la huella abierta por la SW4 tuneada. Y los pies del conductor, apoyaditos en el piso. Acá hay que olvidarse de los pedales. En estas trepadas, hay que dejar trabajar al torque del motor, sin acelerador, freno ni embrague.

Por eso en estos caminos, tener un vehículo diesel es condición excluyente. Cualquier naftero se ahogaría en estas circunstancias. No tendría el empuje suficiente para subir sin usar el acelerador.

Tentarse con el pedal derecho, implica cavar en la nieve y enterrarse. Asustarse y pisar el freno, es condena segura a retroceder y empezar todo otra vez. Ni hablar de distrarte un segundo con la dirección. Salirte de la huella es chocar contra los bardones (médanos de nieve) o –peor aún- una roca escondida.

Es un ballet hipnótico en slow-motion. En primera de baja, la velocidad medida por el GPS marca 2,7 km/h. En segunda, asciende a unos alucinantes 5,4 km/h.

Si querés, podés incluso quitarte el cinturón, abrir la puerta y pararte sobre el estribo para otear el horizonte, mientras el vehículo avanza solito, ya sin la pieza problemática entre volante y butaca. No lo intentes en la General Paz.

Por suerte, queda tiempo para disfrutar del paisaje. Un bosque de araucarias de fábula. Algún conejo perdido. Volcanes milenarios que todavía ventean señales de actividad. Y hasta decenas de hectáreas de pinos sembradas por Chevrón, a modo de “bonos verdes” para limpiar ciertos estragos ecológicos en otras latitudes.

Santiago Roca, jefe de Prensa de Toyota Argentina, reconoce en gente como Barbosa a uno de los primeros pilares del éxito de la Hilux en nuestro país. “Cuando comenzamos a fabricar la Hilux hace más de 15 años en Zárate, los primeros en adoptarla fueron los fanáticos del off-road. El éxito en el campo y la minería vino después. Pero los aficionados al 4×4, cuando vieron que el vehículo tenía las mismas características de diseño y mecánica del modelo comercializado en todo el mundo, no lo dudaron”.

A fines de los ’90, internet ya se encargaba de difundir las cualidades de robustez y capacidad todo terreno de las Hilux. Los fans del todo terreno fueron los primeros en salir a buscarles los límites y a exigirlas al máximo, hasta a intentar romperlas. Ellos fueron los que pusieron los cimientos pioneros para convertirla en leyenda. Y verdadero best-seller.

 

DÍA 3

Desde hace trece años, se conoce con el nombre de Batea Mahuida a un interesante experimento empresarial, turístico y cultural. Se trata del primer centro de esquí administrado por una comunidad mapuche, los Puel.

Batea Mahuida se encuentra a sólo ocho kilómetros de Villa Pehuenia y, en temporada alta, atrae a más 500 esquiadores por día. Tiene pistas de dificultad media, un paisaje incomparable al pie de un volcán extinguido y varios medios de elevación. Fue construido sobre las 17 mil hectáreas de la comunidad. Genera ingresos para las cien familias que integran el clan Puel y brinda trabajo directo a 70 personas.

El centro atrae a esquiadores de Neuquén, seducidos por la cercanía, el paisaje y el bajo costo en comparación con otras pistas. El pase diario en esta temporada cuesta 250 pesos, mientras que en otros centros más tradicionales el valor se puede hasta cuadruplicar.

En este tercer día de #ToyotaPehuén, la travesía con Hilux y SW4 por Neuquén, tuve la oportunidad de conversar con Alfredo Puel, Longko (“cabeza”, jefe) de la comunidad. Hablamos de tradiciones ancestrales y modernas. De conocidos conflictos territoriales y reclamos ante autoridades. Pero también hablamos de autos.

“¿Esas son las nuevas Hilux?”, me preguntó el Longko, señalando a la flota de dos pick-ups y dos SW4 que forman la caravana de esta travesía. “Bueno, no tan nuevas”, acoté en ese tono pedante-enciclopédico que debo aprender a reprimir. “Esta generación se lanzó en 2005, de hecho ya el año que viene se va a conocer la nueva”.

Usuarios de Hilux (estándar o transformadas) se cruzaron con la travesía hasta en lugares recónditos.

Usuarios de Hilux (estándar o transformadas) se cruzaron con la travesía hasta en lugares recónditos.

La Hilux es la pick-up más vendida en la región de Vaca Muerta.

La Hilux es la pick-up más vendida en la región de Vaca Muerta.

Cuatro días en la Ruta del Pehuén, para comprender por qué las Hilux y SW4 son best-sellers en Argentina.

Cuatro días en la Ruta del Pehuén, para comprender por qué las Hilux y SW4 son best-sellers en Argentina.

El Lonco me miró con una sonrisa bonachona y respondió: “¡Pero eso ya lo sé, hombre! Te pregunto si esta es la Hilux que viene con televisión”.

Me pidió las llaves, se subió, sintonizó la pantalla táctil y me pidió dar una vuelta. Nunca había manejado un vehículo con caja automática.

Al terminar el mini test-drive, me dijo: “Ahora vení, mirá lo que tenemos en la comunidad”. Junto al depósito de mantenimiento tenía estacionadas dos Hilux de generación anterior. Una era modelo 2004, con motor 3.0 y la otra era de los ’90, con el 2.5.

“Las Hilux son carne de perro, lo más duro que hay. Si les hacés el mantenimiento que corresponde, no se rompen nunca”, contó el Longko, convertido de pronto en imprevisto Toyotero.

Las pick-ups las usan para el traslado de víveres, pero en temporada alta su principal tarea es rescatar a los turistas que se quedan encajados en la nieve. “Las Hilux modernas están buenas, pero yo me sigo quedando con la mía”, me cuenta Daniel Puel, responsable de seguridad y emergencias del cerro.

“Me gusta que la 4×4 se siga conectando desde los cubos en las ruedas. Es cierto que a veces se llenan de hielo y es incómodo, pero con este sistema rescaté a varias chatas modernísimas y con todos los chiches electrónicos. Pero más allá de eso, la diferencia está en los neumáticos. Unos buenos tacos en las gomas le gana a cualquier control electrónico”, opina Daniel.

 

DÍA 4

La cuarta y última etapa de la travesía #ToyotaPehuén, por caminos off-road de Neuquén, prometía un una agenda relajada y celebratoria: nos despedimos de Villa Pehuenia por la mañana, avanzamos por la Ruta 13 con restos de la helada de la noche anterior y pusimos rumbo a Añelo, con la idea de almorzar en la Bodega Familia Schroeder, poco antes de tomar el avión de regreso a Buenos Aires.

Hasta hace un año, Añelo era casi un pueblito fantasma del interior neuquino, apenas poblado por un par de bodegas, viñedos familiares y quintas frutales. Ninguno en el grupo de #ToyotaPehuén esperaba encontrarse con esta pequeña Arabia Saudita patagónica.

Añelo se encuentra en el corazón de Vaca Muerta, el tercer yacimiento de petróleo no convencional más grande del mundo. Vaca Muerta es responsable de haber multiplicado por diez las reservas de petróleo conocidas en la Argentina. Y hasta las fuentes menos contaminadas del triunfalismo gubernamental admiten que su impacto en la economía nacional podría multiplicar por diez al mejor momento del boom de la soja.

La extracción de shale oil comenzó oficialmente en mayo del 2013 y transformó para siempre la vida de Añelo. Por este pueblito, ubicado a 103 kilómetros de Neuquén, transitan todos los días 3.000 vehículos que se disputan una cinta de asfalto estrecha y maltrecha.

Según el último censo, Añelo tenía una población estable de 1.543 habitantes. Hoy, en pleno boom de Vaca Muerta, en cualquier día de la semana pasan por el lugar casi 20 mil personas. Ya te imaginarás hasta qué punto enloqueció la vida en Añelo. Diurna y nocturna.

Los precios de las propiedades se dispararon y el alquiler de una casa pequeña hoy no baja de los 15 mil pesos mensuales. Así fue como surgieron barrios improvisados a la vera de la ruta, con módulos habitacionales donde no faltan baños, cocinas, equipos de aire acondicionado y televisión satelital.

Por supuesto, el impacto de Vaca Muerta también se siente en la venta de autos. Este es el nuevo reino de las pick-ups medianas. Todas blancas, todas flamantes. Las chatas abarrotan los estacionamientos de los hoteles. Forman filas interminables en las estaciones de servicio. Y viajan a más de 160 km/h sobre una ruta llena de baches, grietas y camiones cargados con tubos y piezas para torres petroleras.

Hay Volkswagen Amarok y Ford Ranger, pero según cifras de ventas de Acara a las que accedió Lubri-Press, el 47,3% de los patentamientos de pick-ups en Neuquén corresponden a la Toyota Hilux. La versión más demandada, según nos informó el concesionario local Nippon Car, es la 2.5 DX Pack Eléctrico con cabina doble, tracción simple o integral. Es una chata de entre 280 mil y 380 mil pesos.

En los primeros ocho meses del año, Nippon Car ya vendió 1.235 Hilux en la zona. Es casi la misma cantidad que vendió en todo el 2012. Con respecto al 2013, las ventas de pick-ups en Añelo subieron 14%. Realmente, Vaca Muerta es como si fuera otro país.

Los principales compradores son las empresas contratistas, verdaderos gigantes multinacionales del negocio petrolero, como Weatherford, Skanska y Halliburton.

Cuando comenzamos la travesía #ToyotaPehuén, te conté que no se trataba de un viaje más. A fin de año, Toyota Argentina presentará la versión Limited de la Hilux. Y recién el año que viene se conocerá la nueva generación de la pick-up, que más tarde se fabricará en Zárate.

En los últimos cuatro años, el dominio de la Hilux en el mercado argentino fue bombardeado por nuevos modelos de la competencia. Hoy la Toyota no tiene el diseño más moderno, no posee el equipamiento más lujoso, no es la más tecnológica ni la más potente. Y, sin embargo, sigue siendo la más vendida. Por lejos.

A lo largo de la travesía por la Ruta del Pehuén, nos encontramos con productores rurales que andan en Hilux, aventureros que andan en Hilux y hasta mapuches que andan en Hilux. Ninguno de ellos destaca el diseño, ni la tecnología ni el confort. Todos hablan de confiabilidad, de robustez y de “te olvidás de los problemas”.

En Añelo, el jefe de Recursos Humanos de Weatherford Argentina, me dio el único argumento científico que escuché en cuatro días de travesía: “¿Por qué compramos Hilux? Porque es la que menor índice de roturas y accidentes tienen en la industria petrolera. Las ART, casi que nos obligan a comprarlas. Y esos tipos sí que no quieren problemas”.

 

Carlos Cristófalo