Los márgenes de seguridad

Cada vez que se planifique alguna acción que involucre tiempos, dinero o recursos en general se debe agregar un porcentaje destinado imprevistos.

Existe un saber popular denominado «Ley de Murphy» donde se establece que siempre sucede lo que no debiera o no estaba previsto o carecía de posibilidades. De alguna manera esto grafica la limitación que siempre se tiene al planificar algo o preveer lo que puede suceder. Son tantas las variables en juego desconocidas o «no controlables» en cada decisión, que hacen de «Murphy» un visitante permanente en el día a día de la empresa.

Ahora bien, ¿que hacer para mitigar el efecto Murphy? Muy simple: calcular márgenes de seguridad.

Esto implica que cada vez que se planifique alguna acción que involucre tiempos, dinero o recursos en general, se debe agregar un porcentaje destinado a «variables no controlables» o dicho de otra manera «imprevistos».

Tomemos un ejemplo cotidiano. Imaginemos que hay que asistir a una reunión y calculamos el tiempo que tardaríamos en llegar hasta ese lugar. ¿Cuánto tiempo antes salimos hacia la reunión? Si salimos con el tiempo justo de un «viaje ideal» el resultado habitual será llegar tarde, ya que «Murphy» siempre vendrá disfrazado de embotellamiento, de calles cortadas, de error al tomar un camino, etc.

Si seguimos con el mismo ejemplo, pero al «tiempo ideal» le sumamos un porcentaje lógico a modo de margen de seguridad, obtendremos un tiempo de viaje más ajustado a la realidad, y el resultado será llegar a tiempo o antes.

Es así cómo se calculan las probabilidades de una medición en las ciencias llamadas «exactas», donde siempre existe un porcentaje aceptable de error en el resultado. Si no hay margen para equivocaciones, el resultado a tomar como válido será la peor de las posibilidades.

En las decisiones empresarias es conveniente y necesario tomar siempre la peor de las posibilidades como criterio, ya que es muy poco habitual que las cosas salgan según lo ideal o perfecto. Esto tiene una explicación lógica debido a la cantidad excesiva de variables no controlables asociadas a esfuerzos y capacidades humanas, comportamientos, dependencia de otras organizaciones, e imprevistos en general.

Siguiendo con este razonamiento se puede decir entonces que  todo proyecto y/o planificación debe contemplar un margen de seguridad lógico que se sume al ideal.

A modo de ejemplo, en SICFIE calculamos un margen de seguridad del 15% como norma para los Proyectos de Inversión, en un rubro que se suma al dinero a invertir bajo el nombre de «varios y no previstos».

Estos porcentajes que se suman deben tener «sentido común» y deben variar según circunstancias. Volviendo al ejemplo del viaje, si el día es lluvioso y en horario pico, el margen de seguridad deberá ser ostensiblemente más alto que si el día es feriado y en horario no pico.

El concepto importante es que siempre debe agregarse un margen lógico y aceptable.

Si el margen es demasiado alto se desperdician recursos. Si el margen es demasiado bajo las pérdidas pueden ser aún mayores.

En grandes proyectos donde intervienen muchos procesos, como por ejemplo la instalación de una planta fabril, es conveniente calcular un solo margen de seguridad del proyecto todo, también llamado «búfer» o «amortiguador». Es un defecto habitual en este tipo de cálculos establecer un margen de seguridad para cada proceso, lo que lleva indefectiblemente a atrasos innecesarios.

En definitiva, tanto sea para las decisiones del día a día como para las de mediano y largo plazo, y sea cual fuere su naturaleza, el margen de seguridad debe ser tenido en cuenta siempre, ya que… «Murphy nunca falla».

 

* SICFIE, Asesoramiento y Control PyME – Coaching empresario

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Seminarios en Brasil

 

Néstor Setzes, columnista de Lubri-Press, estuvo el mes pasado en la fábrica de J. Controls en San Pablo, presentando el seminario “Energizando su Negocio”, para baterías Varta y Prestolite. En estos encuentros se promueve la participación activa de los asistentes y una “construcción del conocimiento amigable”.