Oficinas sin paredes

Por Fernando Colombo

Hace no tantos años atrás, el sueño de todo empleado era crecer en una compañía hasta alcanzar un despacho propio con su nombre en la puerta. Como en la famosa serie de televisión Mad Men, en donde los protagonistas pelean por ocupar los escritorios más grandes, mejor ubicados y con secretarias eficientes.

Así como la imagen de un negocio dice mucho del servicio y los productos que éste ofrece, el lugar de trabajo habla de la esencia y el funcionamiento de la organización. El esqueleto de una empresa suele recibir el nombre de estructura organizacional. En ella se definen las funciones y los sectores que conforman la compañía, también las líneas de comunicación, políticas de trabajo y distribución de las responsabilidades.

Las empresas han operado tradicionalmente con una estructura jerárquica descendente conocida como organización vertical. Por lo general, consiste en un presidente o director en la parte superior y una serie de vicepresidentes que supervisan áreas específicas. En la medida en que vas descendiendo por la estructura el nivel de autoridad y responsabilidad disminuye. La gran ventaja de las organizaciones verticales es que proporcionan líneas claras de autoridad y una envergadura estricta de control, lo cual puede conducir a una alta eficiencia.

Oficinas grandes, escritorios compartidos, salas con paredes de vidrio, espacios de recreación y relajación.

Oficinas grandes, escritorios compartidos, salas con paredes de vidrio, espacios de recreación y relajación.

Cada capa de la organización informa al que está por encima y los empleados que buscan progresar tienen bien definida la “escalera laboral” que deben recorrer. Sin embargo, aquellas personas que se encuentran en la base de la pirámide pueden sentirse menos valoradas e incómodas por su inferioridad de condiciones. Y no dejemos de considerar que las estructuras verticales son rígidas y no responden rápidamente a los cambios.

Este tipo de organización es la que predominó durante muchos años; inclusive, hoy en día, existen numerosas empresas que mantienen un funcionamiento verticalista, similar al de Sterling Cooper, la agencia de publicidad en la cual acontece Mad Men.

Con el paso del tiempo se fue desarrollando una nueva alternativa más acorde a las cuestiones socioculturales propias de la era de la información: la estructura horizontal o plana, que da autoridad a los individuos, equipos y grupos de trabajo, sin establecer una relación jerárquica entre ellos. En este tipo de empresas los empleados pueden lograr una mayor satisfacción laboral debido a su amplia autonomía. El flujo de ideas, la innovación y la motivación del personal se ven incrementados, y el estilo comunicacional es ágil, fluido y adaptable a los cambios.

El gran peligro que traen aparejado es el de convertirse en un “barco suelto”, ya que los líderes de cada proyecto suelen tener muchas responsabilidades, pero poca autoridad real sobre las personas que tienen a cargo.

Estos vientos de cambio soplan en todo el mundo con mayor o menor intensidad, y nuestro mercado no está ajeno a esta nueva realidad. En lo que respecta a Fercol, surgida hace mucho tiempo como empresa unipersonal, devenida en pequeña y ahora mediana compañía, este vendaval huracanado que nace de la globalización llegó para mover los pilares de la vieja organización piramidal, con el socio fundador situado en el peldaño más alto, y acomodó los ladrillos de tal forma de permitir que pequeños grupos de trabajo entrelacen ideas y concreten proyectos.

Las responsabilidades son ahora compartidas, pero los logros también. En nuestra empresa, el viejo concepto de empleado que cumple a rajatabla las directivas del superior cambió por el de colaborador.

Y este colaborador es un generador de opiniones que, como en una gran cocina, se tamizan, se mezclan, se moldean, y se procesan para concretar el producto final.

Palabras tales como “objetivos”, “parámetros”, “multitareas”, “administración de proyectos”, “estrategias”, “trabajo en equipo”, entre otras, son habituales en nuestra agenda cotidiana. Tan solo quince o veinte años atrás la interacción entre los empleados de manera ágil y dinámica para la concreción de trabajos solo se vislumbraba a lo lejos.

Esta nueva forma interactuada, compartida, consensuada, de conformar acciones llegó para quedarse. Bienvenida sea.

 

* Titular de Fercol Lubricantes