Puro músculo

La coupé Hyundai Genesis ya es un clásico de las calles argentinas. Y merece la gratitud de los fanáticos de los autos: ella es una de las culpables de la renovada oleada de autos deportivos que se lanzaron a la venta en la Argentina en los últimos años.

Recordemos que, cuando llegó al país en diciembre 2009, casi no existían las coupés a precios accesibles en nuestro mercado. Y menos aún con tracción trasera.

El año pasado, la Genesis recibió un interesante restyling –que incluyó notables mejoras de potencia en la versión 2.0T- y la versión V6 (con la nueva caja automática de ocho velocidades) estuvo en las manos de Lubri-Press durante una semana de octubre.

Gratitud eterna. Después de la Genesis, muchas marcas volvieron a traer autos deportivos a la Argentina.

Gratitud eterna. Después de la Genesis, muchas marcas volvieron a traer autos deportivos a la Argentina.

Motor V6. 303 caballos de potencia. Y más de tonelada y media de peso. Un cóctel explosivo para la pista de Owners Club.

Motor V6. 303 caballos de potencia. Y más de tonelada y media de peso. Un cóctel explosivo para la pista de Owners Club.

Pese al trato intenso que le dimos en ese momento, nos sorprendió la buena predisposición de Hyundai Motor de Argentina para volver a ceder el mismo ejemplar para el #FastDrive, realizado la semana pasada en la pista Owners Club, en General Rodríguez.

El trazado –más tortuoso que veloz, con más curvas que rectas- fue un verdadero desafío para esta coupé con 303 caballos de potencia, pero también con respetables 1.534 kilos de peso.

Es que la Genesis puede ser un confortable deportivo en el manejo diario. Y un implacable muscle car coreano en viajes por autopista. Pero, en la pista, exige una dosis extra de concentración y esfuerzo por parte del conductor.

Más aún si se te ocurre probarlo con todas las ayudas a la conducción desactivadas. Sin el ESP, sin el control de tracción y con la caja secuencial en modo Sport. Eso es lo que hice yo en Owners Club.

En línea recta, resultaba inalcanzable, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos. Pero, en las curvas, demandaba más esfuerzo que ningún otro auto: para mantener el motor en vueltas, para conservar la trayectoria ideal y, sobre todo, para evitar que la tapa del baúl adelante al capot.

La Genesis no es una delicada máquina de drifting. Es una coupé bravucona, que dibuja derrapes violentos cuando las ruedas traseras pierden adherencia. Y no bien terminaste de corregirla, para volver a acelerar a fondo, que ya tenés encima otra curva, otro derrape y un nuevo sudor frío que te corre por la espalda.

Los balanceos de la carrocería son violentos, tu cuerpo se sacude cada vez que los neumáticos vuelven a pegarse al asfalto y en pocos segundos todo vuelve a empezar.

De 0 a 100 km/h en 6,1 segundos.

De 0 a 100 km/h en 6,1 segundos.

Carlos Sueldo, experimentando las sensaciones del sobreviraje. ¿Cómo se dirá “drifting” en cordobés?

Carlos Sueldo, experimentando las sensaciones del sobreviraje. ¿Cómo se dirá “drifting” en cordobés?

Ahí es donde comenzás a sonreír. Es un verdadero placer aprender a dominar -de a poco- las inercias de este auto. Pero también ahí es donde empezás a transpirar. El cuerpo se te pega en esa preciosa butaca deportiva de cuero. Y comenzás a jadear, porque el esfuerzo físico es intenso.

A ese ritmo y a las pocas vueltas, manejar la Genesis V6 es como tener sexo con una personal trainer. Vos estás agotado, transpirado y ella te grita: “¿Eso es todo? ¡Dale, vamos otra vez!”

A esta altura, quienes hayan leído la nota del #FastDrive sobre el Mercedes-Benz A 250 Sport,  ya habrán adivinado: cuando hicimos aquél experimento, el que estaba al volante de la Genesis era yo.

Mientras mi colega se limitó a manejar lo más fuerte que pudo el Clase A, con todas las ayudas conectadas, yo intenté en vano alejarme con la Genesis, en un esfuerzo titánico y analógico. Sé muy bien que, en manos más hábiles que las mías –que en más de una oportunidad no pudieron evitar morder la tierra, mientras el Sport viajaba como un trencito por el centro del asfalto-, los casi 100 caballos extra del V6 hubieran alcanzado para aplastar el brillo de la Estrellita.

Llevar una Genesis V6 a un circuito es como ir a un gimnasio. Aunque más divertido. E igual de rendidor.

Llevar una Genesis V6 a un circuito es como ir a un gimnasio. Aunque más divertido. E igual de rendidor.

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Pero así de trabado es este circuito. Así de maravillosa es la electrónica de los hot-hatchs modernos. Y así de demandante es la Genesis Coupé. Es bueno saber que todavía se venden autos que demandan tiempo, paciencia y disciplina para aprender a sacarles el máximo provecho.

Como escribí el 18 de enero, manejar este Hyundai es como ingresar a un polígono de tiro con una Ithaca pajera.

Ese texto me recordó que era hora de subirme a la Toyota 86.

Continuará.

 

C.C.

Fotos: Luciano Cianni