Test: Porsche 911 Turbo S (Approved)

Manejamos un Porsche de segunda mano. Pero no es cualquier usado. Tiene certificación del fabricante, con garantía de Alemania. Y conserva intactos sus 530 caballos de potencia.

Esta no es una crítica normal de Lubri-Press. Por empezar, el vehículo probado no es nuevo, como es habitual en estas páginas. Y tampoco pertenece a una automotriz, como ocurre en la mayoría de los casos. Es un Porsche 911 Turbo S del año 2012, con 9.600 kilómetros recorridos y un propietario particular.

El auto está a la venta, por un precio de 325 mil dólares.

Por ese motivo, esta fue una prueba de manejo algo light. Para no impactar mucho en el odómetro, lo manejamos 200 kilómetros por avenidas y autopistas del Norte de la provincia de Buenos Aires. Y, para no afectar la certificación Porsche Approved, no se realizaron mediciones de prestaciones.

Porsche Approved es la garantía oficial que la fábrica de Stuttgart otorga sólo a los ejemplares de segunda mano que están en condiciones óptimas. Se realiza un chequeo integral del vehículo (desde el estado de la mecánica hasta la pintura de la carrocería, pasando por la electrónica, los dispositivos de seguridad y los tapizados) y se otorga una garantía oficial extendida.

Durante el proceso de certificación, se conecta la computadora del auto a la central de Porsche Approved en Alemania. Esta garantía sólo la pueden recibir las unidades fabricadas a partir de 2007 y que tengan menos de 200 mil kilómetros recorridos. No califican los autos que hayan recibido modificaciones.

La certificación no es gratuita. Ni económica. Cuesta 2.960 dólares. Pero le permite al propietario vender su unidad por un precio más elevado que la media del mercado. El comprador terminará pagando un valor extra, pero tendrá una garantía de Alemania por dos años, que después se puede renovar si se completa otra vez la certificación.

Está dicho: esta no es la prueba normal de un auto común. Es la crítica al –a esta altura hay que decirlo- quisquilloso, susceptible, minucioso y muy alemán servicio de certificación Porsche Approved.

POR FUERA

Este auto tiene cinco años. Por sus 9.600 kilómetros recorridos, es muy probable que haya pasado la mayor parte de ese tiempo adentro de un garage. Pero en ese recorrido total –que equivale a viajar desde Ushuaia a La Quiaca, ida y vuelta- seguramente recibió lluvias, polvo, salpicaduras y hasta recuerdos de palomas.

Sin embargo, la pintura está en un estado impecable: brillante, pareja y sin remolinos (o “swirls”, como les dicen ahora). Las llantas también están perfectas, sin toques ni raspones.

¡Y qué llantas! Son unas ruedas espectaculares de 19 pulgadas, con tuerca central, el sello de identidad de todos los 911 Turbo S. Calzan unos groseros neumáticos 235/35R19 adelante y 305/30 R19 atrás. Son verdaderos rodillos de caucho.

Otro detalle ineludible: las pinzas de frenos amarillas, que identifican a los discos cerámicos. Son opcionales en casi todos los Porsche, pero que vienen de serie en el Turbo S.

Recordemos de qué se trata este auto en particular.

Sin contar las ocasionales series limitadas GT2, las Turbo S siempre son las versiones más potentes de cada generación del 911. Es una variante más extrema para quien no se contenta con un simple 911 Turbo. Y, al ser la guinda de cada camada, es la versión más interesante para los coleccionistas. En este caso, es el punto más alto al que llegó el 911 generación 997 Mk2.

Este Turbo S 997 Mk2 fue reemplazado en 2013 por el Turbo S 991 Mk1, que no se vendió en la Argentina. Recién este año se comenzaron a tomar reservas para la llegada del más flamante de todos, el Turbo S 991 Mk2, con 580 caballos y un precio de 515 mil dólares. Todavía no arribó al puerto, así que este ejemplar de las fotos es el Turbo S más moderno que se consigue hoy en nuestro país.

Suena muy a Plan Ferris Bueller. Pero lo nuestro fue con permiso.

La unidad de 2012 tiene 9.600 kilómetros recorridos.

Bueno, después de Lubri-Press, ahora son 9.800.

POR DENTRO

En los últimos años, los expertos en diseño automotor acuñaron una máxima: “los interiores envejecen más rápido que los exteriores”. Y es verdad. Las pantallas táctiles, la simplificación de comandos y las nuevas tecnologías de conectividad convirtieron a los autos modernos en tablets con ruedas.

No es el caso del 911. Entre el nuevo 911 Turbo S 991 Mk2 que manejé el año pasado en Chile (ver nota) y este 997 Mk2 de 2012 hay varias diferencias, pero en el interior se limitan sólo a dos: el tamaño de la pantalla multimedia y el diseño del volante.

Más allá de eso, conserva detalles clásicos de todos los 911: llave de encendido a la izquierda, butaca con apoyacabezas integrado, dos plazas traseras sólo para niños, un colosal túnel central para la transmisión y el cronómetro del Sport Chrono Package Plus, que viene de serie en todos los Turbo y Turbo S.

A pesar del paso de los años, la cabina de este viejito 2012 está inmaculada. Los tapizados en cuero no tienen arrugas, el revestimiento del techo en Alcántara sigue impecable y todos los comandos recibieron un tratamiento de limpieza (“detailing”, le dicen ahora) donde no quedaron rastros de suciedad.

Incluso el motor y la alfombra del baúl están impolutos. Como si nunca se hubieran usado.

Los tapizados no parecen tener cinco años.

Los pasajeros traseros sí deben tener menos de cinco años.

Sólo en el diseño del sistema multimedia se nota el paso del tiempo.

Joya de relojería: el cronómetro del Sport Chrono Package Plus.

Certificado Porsche Approved de Alemania.

Bóxer 3.8 biturbo, con 530 caballos de potencia.

Gracias por el préstamo a Luis Scola, responsable de Porsche Approved en Argentina.

En los retrovisores nunca falta: el Bora 1.8T que te hace luces para pasar.

SEGURIDAD

Acá lo que importan no son los seis airbags, el control de estabilidad, los faros de Xenón y el alerta de pérdida de presión de los neumáticos.

Lo importante es que todos ellos funcionan, sus componentes están vigentes y fueron chequeados por computadora desde Alemania. Los dispositivos de seguridad forman parte de los 111 puntos de verificación del programa Porsche Approved.

MOTOR y TRANSMISIÓN

El 911 Turbo S 997 Mk2 se presentó en 2010 con un motor seis cilindros Bóxer de 3.8 litros, con doble turbo de geometría variable, intercooler e inyección directa. La marca declaró una potencia de 530 caballos a 6.750 rpm (30 cv más que el 911 Turbo) y 700 Nm de torque entre 2.100 y 4.250 rpm (50 Nm más que el Turbo).

Es sabido que, con el paso de los años y kilómetros, los motores tienden a perder rendimiento. Pero son valores que, aún hoy, resultan escalofriantes. Y eso que estamos en plena Guerra de Potencia entre las marcas de autos deportivos.

Sin embargo, cinco años después no hay tanta diferencia con el nuevo 911 Turbo S 991 Mk2 que llegará este año a la Argentina: mantiene la misma cilindrada de 3.8 litros, conserva los mismos 700 Nm de torque y sólo la potencia trepó hasta 580 cv.

Otro tanto puede decirse de la transmisión: conserva la caja de doble embrague (PDK) de siete cambios, con tracción permanente a las cuatro ruedas.

Vamos a la ruta.

Neumáticos de perfil ultrabajo, llantas con tuerca central y frenos cerámicos.

COMPORTAMIENTO

Por los motivos mencionados al comienzo, el recorrido con el Turbo S Approved tuvo sus limitaciones. El auto tiene un dueño, está a la venta y no podíamos hacer nada que afectara su certificación de fábrica. Fueron en total 200 kilómetros por avenidas de San Isidro y Nordelta, combinadas con autopistas del Norte de la provincia de Buenos Aires.

En el recorrido estuve acompañado todo el tiempo por Luis Scola, responsable de Porsche Approved en la Argentina. Luis fue el encargado de darme la peor noticia de un día que, en general, fue perfecto: no podía probar la velocidad máxima declarada de 315 km/h (nos hubiéramos tenido que alejar demasiado de Buenos Aires, a la recta cerrada de Lubri-Press) y tampoco podía usar el Launch Control.

Se trata del sistema automático que garantiza la máxima aceleración del auto. El funcionamiento, paso a paso y con video, lo explicamos el año pasado en esta nota. En el caso de este Turbo S 997 Mk2, permite acelerar de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos.

¿Y por qué no se puede usar el Launch Control? Porque el sistema, a pesar de su precisión, permite que el motor ingrese por algunos milisegundos en la zona roja del tacómetro. Por más que no se llegue al corte de inyección, para Porsche Approved esto es sinónimo de “pasarlo de vueltas” y motivo suficiente para invalidar la garantía del usado. ¿Ya te dije que es un protocolo bastante quisquilloso?

Lo bueno es que Luis Scola me explicó (¡y sí me dejó usar!) los diferentes modos de manejo. Hoy, casi todos los autos tienen estos programas de conducción, pero confieso que nunca había manejado uno donde el cambio se notara de manera tan brutal. Es como bajarse de un auto y subirse a otro, completamente distinto.

En modo Normal, el Turbo S es sospechosamente fácil de manejar. No parece una máquina que acelera más que un jet ni que corre más que un Fórmula 1. Los neumáticos de perfil bajo tienen un andar firme, pero no representan ninguna tortura. El sonido del motor trasero está presente, pero no es molesto ni ensordecedor. Las reacciones no son ariscas ni bruscas. En modo Normal, la electrónica está todo el tiempo interviniendo sobre el motor y la caja.

Lo hace de una manera imperceptible y muy curiosa: prioriza la entrega de torque antes que la potencia bruta. Así, la caja PDK puede colocar la sexta marcha circulando a sólo 50 km/h y no rebaja cuando se pisa el acelerador de manera suave. Con el torque nuclear de este biturbo, alcanza y sobra para acelerar sin corcoveos.

Pero es un modo excesivamente tranquilo. Casi irreal. Desde ya, sólo así podés acercarte a los valores de consumo declarados por el fabricante: una media de 11,4 litros cada 100 kilómetros.

El modo Sport resultó el más indicado para esta prueba de manejo. El sonido de los escapes se vuelve más presente. La caja de cambios es más vivaz. Y la respuesta a los pedidos del acelerador es instantánea. El Turbo S es una verdadera explosión apenas lo provocás. Por suerte, en modo Sport ahí están siempre para rescatarte la electrónica y la doble tracción.

El modo Sport Plus es imposible de utilizar en la vía pública. En serio, no lo intentes: está pensado sólo para la pista. Convierte al auto en una bestia nerviosa, aulladora, con amortiguadores endurecidos a nivel granito y un tacómetro epiléptico, que tiembla y salta, al mismo ritmo de tu esqueleto. Es divino.

Pero más divino todavía es saber todo lo que podés modificar la personalidad del auto desde esos botonitos. Ahí entendés por qué el 911 tiene, desde hace décadas, la receta imbatible para crear el mejor deportivo que se pueda manejar todos los días.

Salvo por los frenos cerámicos. No tengo dudas de que deben ser excelentes en pista, pero en el tránsito normal y cuando están fríos, pueden llegar a ser ruidosos. Cada tanto, chirrían igual que las pastillas cristalizadas del 504 de papá. Es la banda sonora de mi infancia. Nostalgia pura.

En los 200 kilómetros de recorrido mixto, el consumo promedio fue de 14,6 litros cada 100 kilómetros. El tanque tiene 67 litros de capacidad. Podés ir y volver de la Costa sin parar a recargar. Nada mal para una bestia de 700 Newtons.

De hecho, en la ruta y la calle, el único inconveniente son los otros automovilistas. Convengamos que el 911 Turbo S siempre fue un deportivo discreto, si lo comparamos con sus rivales de potencia: Lamborghini Huracán y Audi R8, por ejemplo. Pero es un Porsche y muchos fans lo van a identificar a la legua. Están los que aprueban con el pulgar en alto. Y hasta los que te aplauden. Aunque hay que tener cuidado: nunca va a faltar el Bora 1.8T, que se te va a pegar al paragolpes haciéndote luces. Para pasarte.

Luego de un recorrido urbano y de autopistas de 200 kilómetros.

El consumo promedio durante la experiencia fue de 14,6 litros cada 100 kilómetros.

CONCLUSIÓN

En Lubi-Press siempre recomendamos (y también no recomendamos) qué autos comprar. Las críticas, por definición, son opiniones subjetivas, arbitrarias y muy nuestras. Pero tratamos de fundamentarlas después de haber manejado cada vehículo.

Sin embargo, muchas veces recibimos consultas sobre qué auto usado conviene comprar. Y eso no lo podemos responder. Cada ejemplar tuvo su propia vida, la cual ignoramos. Sólo se puede tener un panorama aproximado si el auto es inspeccionado por un especialista.

Eso es lo que propone el programa Porsche Approved: certeza y garantía de fábrica para alguien que compra un Porsche de segunda mano. Se sabe que la mayoría de los Porschistas arrancan con la compra de un usado y por eso la marca les ofrece la posibilidad de una experiencia con garantía alemana.

Este año, el importador Nordenwagen espera vender cien Porsche 0km en Argentina. Eso significa que, por lógica, saldrán al mercado muchos Porsche de segunda mano. Pero sólo unos pocos de ellos recibirán el sello Approved.

La certificación es cara. Los Porsche también. No es un plan accesible a cualquier tipo de bolsillo. Un Porsche ni siquiera es una solución de movilidad. Se trata, en definitiva, de darse un gusto en la vida.

Yo ya identifiqué el mío: es azulito, tiene frenos amarillos cantarines y 9.600 kilómetros en el odómetro. Perdón, ahora son 9.800.

Sólo necesito 325 mil dólares. Un pequeño detailing.

 

Carlos Cristófalo
Agradecimientos: Luis Scola y Nordenwagen