Derribando mitos sobre el aceite de motor

Todos nosotros estamos al tanto que un motor de auto utiliza aceite. Ahora bien, no todos están conscientes de la importancia de esto.


Lo cierto es que los fabricantes de aceites junto a los fabricantes de autos siguen uniendo esfuerzos para cada vez utilizar un aceite menos viscoso en el motor.

Cuando conversamos con todos los involucrados en el cuidado del auto, desde el dueño hasta el mecánico, nos damos cuenta que a su alrededor existen una serie de mitos o creencias que muchas veces marcan la pauta a la hora de tomar decisiones.

La existencia y creencia de estos mitos se debe a varias razones, en algunos casos relacionada a la desinformación y desactualización. El aceite de motor, como todos los demás elementos y piezas que forman parte del auto, igualmente forma parte de la vorágine de la evolución de la tecnología automotriz, por lo cual es necesario mantenerse informado de los nuevos desarrollos y de esa forma entender y valorar cómo el aceite de motor permite obtener lo mejor de nuestro auto.

En cuanto a los mitos, en este artículo vamos a tratar algunos de los más conocidos; en esta oportunidad todos relacionados a la viscosidad del aceite. Por lo anterior, vamos a definir la viscosidad como la oposición que presenta un fluido al desplazarse. Teniendo esto en cuenta, entendemos entonces que a mayor viscosidad el aceite fluye con mayor dificultad y por ende más lento; a diferencia de a menor viscosidad en donde el aceite fluye más rápido.

Para muchos, el aceite más viscoso (más “grueso”, como se le denomina en el lenguaje popular) protege más y mejor que un aceite de baja viscosidad (más “delgado”, popularmente denominado). La realidad es que la tendencia de la viscosidad del aceite de motor es a ser cada vez menor, sin que esto deje de garantizar la protección correcta del motor. Los aceites modernos de baja viscosidad poseen características, dadas muchas veces por el paquete de aditivos que contienen, que garantizan una excelente protección en momentos de alta exigencia y aseguran siempre la presencia de una película de lubricación adecuada sobre las partes metálicas.

Ahora bien, el uso durante los últimos años de aceites de baja viscosidad ha traído varios beneficios, tanto a nivel de durabilidad del motor como de eficiencia en el consumo de combustible y protección del medio ambiente. Por esta razón, no debemos temer al momento de utilizar un aceite de baja viscosidad, siempre y cuando su selección cumpla con lo indicado por el fabricante del auto.

Relacionado a lo anterior, existe otro mito muy fuerte que se traduce luego en una de las prácticas menos deseables para el motor, cuando del aceite se trata. Muchos piensan que cuando el motor alcanza cierto kilometraje (para algunos 80.000, 100.000 ó 120.000 Km) debe cambiarse a un aceite más “grueso”, entendiéndose como más viscoso. La verdad es que si el motor ha sido bien mantenido y no presenta ningún tipo de desperfecto, el incremento de la viscosidad del motor no es necesario; llegando incluso a ser contraproducente. Si el motor mantiene sus buenas condiciones, lo recomendable es que siempre utilice la misma viscosidad de aceite, siguiendo las indicaciones del fabricante del auto. Utilizar una viscosidad mayor en un motor incrementaría el desgaste ocasionado en la partida en frío, debido a que tomaría mucho más tiempo que el aceite cubra al motor por completo como consecuencia de su lento recorrido.

Lo cierto es que los fabricantes de aceites junto a los fabricantes de autos siguen uniendo esfuerzos para cada vez utilizar un aceite menos viscoso en el motor. Si ya viscosidades como SAE 5W-20 y 0W-20 nos parecen bajas, debemos prepararnos para viscosidades 0W-16 y 0W-12 que dentro de poco empezarán a llegar a nuestro mercado. Confiemos en que estos aceites han sido probados y certificados de forma rigurosa por las principales marcas fabricantes de auto, y que forman parte de una evolución para brindarnos un auto más duradero y eficiente.

Luis Hernández