Historias de Taller

La marca Mobil se propuso buscar historias de sus principales compañeros, que sirvan de inspiración para otros lubricentros. Se compartirán en distintas ediciones de Lubri-Press.

Lubrisur es una empresa familiar con 40 años en el rubro de los lubricentros. Dialogamos con Matías Riviere

Matías Riviere tiene 44 años y lleva 32 años trabajando en Lubrisur, una empresa con 40 años de trayectoria/experiencia en el rubro. Su hija Araceli, de 24 años, también es parte del lubricentro desde hace 6 años, convirtiéndose en la cuarta generación en formar parte de negocio familiar.

De chico, Matías acompañaba a su papá al taller los días sábados, hasta que a los 15 años comenzó a ir diariamente. Esta rutina siguió mientras estudiaba en la facultad.

Matías, nos recibió en Lubrisur para compartir su historia…

-¿Cómo se inició la historia de Lubrisur?

-Cuando mi abuelo Horacio quedó cesante a nivel laboral le ofrece a su sobrino, que había comprado un lubricentro en Quilmes que fue el primero en esa localidad, abrir una sucursal en Florencio Varela. Es así que mi abuelo arranca en un local con despacho de aceite y, al poco tiempo, se da cuenta que lo que necesitaban sus clientes era un servicio. Se muda a otro local más grande donde pudo poner una fosa y empezar a ofrecer el servicio de cambio de aceite y engrase. En ese local estuvo prácticamente durante 15 años y en el 96 inauguramos este nuevo espacio. En este lugar, que había sido comprado tres años antes y ya pensando como lubricentro, se armaron dos fosas para tener una mayor amplitud de clientes; una grande para camiones y una chica para autos. Este año vamos a cumplir 40 años del primer lubricentro que puso mi abuelo, del primer despacho de aceite a lo que somos hoy, una empresa familiar.

-Vos desde chico estás involucrado con el lubricentro. Si mirás para atrás, ¿qué fue lo que les permitió, a lo largo de estos años, seguir creciendo y hacer un negocio sustentable? ¿Cuál es el secreto del éxito?

-Siempre tratamos de brindar un buen servicio. Nuestra política prioritaria es atender como a nosotros nos gusta que nos atiendan en cualquier otro rubro, siendo amenos y ofreciendo calidad. Uno de nuestros pilares es ofrecer las marcas número uno del mercado en su totalidad para que el cliente que busca calidad pueda encontrarla. Nos esforzamos en tener todo el abanico, desde aceites de motor hasta de transmisión, como también de cajas automáticas, que cada vez son más complejas y selectas. Asimismo, los requerimientos del motor con las normas necesarias, ya sea para todos los vehículos 0km así como también para aquellos que ya tienen su tiempo. Las normas que necesita cada motor son cada vez más selectivas. Tenemos todos los aceites originales y filtros originales de todas las marcas, de primera calidad. De esta manera, abarcamos prácticamente el 100% del parque automotor y creo que nuestros clientes nos eligen porque se sienten cómodos con la atención, consiguen lo que necesitan y porque tratamos de tener siempre un precio competitivo en un mercado que es cada vez más costoso mantener. Logramos entablar relación de consultores con nuestros clientes sobre qué es lo que necesitan, en qué momento, para qué máquina y qué solución rápida, segura y confiable le podemos dar. La antigüedad nos da tranquilidad. Les vendemos a familias, al tío, al sobrino, que vienen a cambiar el aceite hace 35/40 años. Por ejemplo, uno de nuestros clientes, de 35 años aproximadamente, viene con sus hijos y les dice “acá me traía el abuelo a cambiar el aceite cuando era chiquito como vos”. Ahí uno toma noción de la historia y eso no se construye sólo con un buen precio o con un producto de calidad, hay un valor agregado que hace que esa persona regrese. Nos apoyamos en eso, que es nuestro gran capital y mantenemos las políticas que nos trajeron hasta acá: calidad, servicio y honestidad comercial.

-En todo este proceso, ¿qué papel juega la capacitación?

-Antes había dos aceites en el mercado y se cambiaba cada una cantidad de kilómetros; era sencillo. Hoy por hoy, en un mercado con tantos cambios tecnológicos, donde todo muta y es más específico, hay que capacitarse. Por ejemplo, el tema de las transmisiones automáticas es cada vez más complejo y hay que estar capacitándose. Gracias a las empresas de primer nivel que nos dan cursos o charlas instructivas podemos ir aprendiendo pequeños detalles para estar a la vanguardia en el nivel de asesoramiento.

-A partir de tu experiencia con Lubrisur y pensando en el sector, si vos tuvieses que compartir con tus colegas algo que te parece importante para estar en el negocio y hacerlo sustentable, ¿cuál es el aprendizaje?

-En nuestra economía nacional, que siempre es tan fluctuante, el lubricentro es un rubro tentador porque tiene servicio y tiene una parte de repuestos. Muchos se lanzan a querer iniciarse en este rubro, que es hermoso, y que tiene muchas aristas que en un primer enfoque no parecen tan importantes, pero que son fundamentales a la hora de tener sostenibilidad en el tiempo. Si tuviese que dar un consejo sería la honestidad comercial. La premisa número uno es ser honesto con el cliente, vender productos y servicios de calidad. Esto implica desde las herramientas hasta la persona que va a realizar la tarea, la formación del profesional que lo va a asistir, la mercadería, entre otros.

-¿Cómo elegís las marcas con las que trabajás? ¿Hace cuánto trabajás con Mobil? ¿Cómo llegó a tu negocio?

-Nosotros elegimos las marcas fundamentalmente porque tomamos del parque automotor lo que elige como repuesto original. Ninguna terminal fabrica el aceite, sino que todas las terminales eligen una marca de aceite para abastecer sus motores y, dependiendo el parque automotor nacional, fuimos teniendo los productos originales. Por eso Mobil es una de las marcas que nos acompaña hace ya más de 25/30 años en el local, y siempre está a la vanguardia de los vehículos más desarrollados como Mercedes o Jeep. Eso nos lleva, aparte de la relación comercial que tenemos hace tanto tiempo, a tenerlo como producto de primer nivel porque abastece los motores con mayor exigencia del mercado.

-Mirando hacia el futuro de Lubrisur, ¿qué queda por mejorar, por innovar, por cambiar? ¿Qué proyectos tienen?

-Nosotros estamos siempre en constante desarrollo. Hace tantos años que estamos en esto que sé dónde se puede mejorar y en qué sector. Tratamos de tener una buena atención y creo que el servicio va a ser fundamental de acá al futuro; siempre fue prioritario y ahora va a ser más ante la demanda general de las personas y de los vehículos en sí. Hoy la gente necesita mayor rapidez, adaptabilidad a sus horarios y contar con los productos de los vehículos que ellos tienen. Otra mutación que va a tener el negocio y que ya lo venimos viendo en los últimos años, es el mantenimiento de las transmisiones. Estoy convencido que, a largo plazo, a 20 años, la evolución de este negocio va a pasar más por el mantenimiento de las transmisiones y no tanto de motores debido al crecimiento de los autos eléctricos, por eso, si queremos seguir en el mundo automotor, mutaremos el abastecimiento de aceite de motor por el de transmisión. Todo vehículo va a seguir teniendo una transmisión que lo va a desplazar. Creo que la transmisión es algo que está muy descuidado y hay poca gente que se ha instruido para hacerlo, por eso la responsabilidad de las marcas es instruirnos a todos nosotros para poder abastecer de manera precisa qué necesita cada transmisión de cada vehículo hoy.

-¿Qué te parece que diría el abuelo Horacio si te viera hoy acá?

-Mi abuelo era una persona particularmente especial, con carácter muy fuerte. Tuvimos una relación muy apegada porque yo fui su nieto mayor. Trabajar acá generó una relación aún más apegada. Creo que estaría orgulloso de cómo estamos y dónde lo vamos a llevar. Quizás el gran objetivo de toda persona es dejar algo, un legado a quienes nos siguen. Si lo toman o no es una elección del que viene. Pero yo creo que si dejás un legado, lo toman y lo mejoran, es una de las mejores cosas que te pueden pasar el día que no estés.