Los distintos tipos de conocimientos

“Para comunicarse mejor: episteme, dianoia, pistis”. ¿Qué eso? Lo explica Néstor Setzes.

En las conversaciones laborales importantes (con asesores, empleados jerárquicos) se entremezclan los tres tipos de saberes.

Se define como conocimiento al “Saber o sabiduría. Noción, saber o noticia elemental de algo” según la Real Academia Española.

A su vez existen distintas miradas filosóficas que permiten discernir entre distintos tipos de conocimientos o saberes. La más usual es la que los clasifica en dos: “saber vulgar y saber crítico”, donde se diferencian aquellos que solo responden a una opinión sin fundamentar (saber vulgar) de los que derivan de una razón fundamentada (saber crítico)

Por otro lado, también es muy utilizada la definición de “saber científico”, al que se define como aquel conocimiento que proviene de un hecho debidamente comprobado.

Quien lo resolvió con claridad fue Platón aproximadamente 400 años AC, cuando describió tres tipos de conocimientos: episteme (ciencia), dianoia (razón intermedia) y pistis (suposición), como tres dimensiones claras de todo lo que puede expresarse.

La pregunta es: ¿esto tiene importancia? Y la respuesta es: ¡sí! Se trata de una herramienta fundamental para mejorar significativamente la comunicación, ya que en ella se transmiten conocimientos.

Cuando las personas se comunican, y en pos de beneficiar ese proceso, sería muy conveniente (y de honestidad intelectual) aclarar si lo que se está diciendo es fruto de algo probado científicamente, o de una hipótesis razonada, o simplemente de una suposición personal.

Imaginemos a un periodista en un medio de comunicación masiva que está expresando una opinión personal (suposición de fe y esperanza), pero su modo y poder de convencimiento lleva a que quienes lo escuchan lo interpreten como un conocimiento científico de más está aclarar que este hecho se da permanentemente y no solo en las noticias

Esto sucede simplemente porque el comunicador no diferencia el mensaje según su tipo (episteme, dianoia, pistis) antes o después de expresarse, con lo que dicho mensaje puede ser interpretado con error.

También ocurre a veces con muchos profesionales que asesoran sobre alguna cuestión. Aquí la pregunta adecuada del interlocutor debiera ser: “Doctor, lo que usted está expresando es un conocimiento comprobado (episteme)?, es una hipótesis razonada (dianoia), o una suposición personal (pistis)? ¡Cuántos errores y confusiones se evitarían!

Ahora bien, en la empresa sucede lo mismo… y cuesta dinero.

Piense usted en las conversaciones laborales importantes (con asesores, con empleados jerárquicos, etc) que tiene habitualmente y observará como se entremezclan los tres tipos de saberes, e imagine cuánto más claras podrían ser esas mismas comunicaciones si antes de expresar algo importante se especifica a cuál de las tres dimensiones del saber corresponde aquello que se va a decir. ¿Es un conocimiento comprobado? ¿Es una hipótesis razonada? ¿O simplemente es una opinión personal?

De ahí la importancia de entender la diferencia de los distintos tipos de conocimientos o saberes, para poder discernir mejor cuando por ejemplo un periodista habla enfáticamente, pero también y fundamentalmente, para que las cosas anden mejor en la empresa.

Por Néstor Setzes
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