LUBRI-PRESS

Dos apuestas bien distintas

Citroën C-Elysée y C4 Cactus Los próximos Citroën en llegar a la Argentina tienen tres cosas en común: el origen español, la misma plataforma y las motorizaciones. Uno es tremendamente racional. El otro, notablemente vanguardista. Cuál prefiere Lubri-Press. Desde Punta del Este – Dentro de la nueva estrategia “Back In TheRace”, el nuevo rol de Citroën dentro del Grupo PSA es bien claro: tiene la misión de convertirse en la marca más popular del consorcio francés, manteniendo la receta histórica de originalidad y simpleza. Citroën terminóel 2015 en el octavo puesto de las marcas que más vehículos venden en la Argentina. Por eso, para cumplir con el objetivo de aumentar su difusión y popularidad, la firma del Doble Chevrón está obligada a ampliar su oferta en nuestro mercado. Esto ocurrirá a partir de mediados del 2016, cuando comenzarán a llegar dos nuevos modelos para posicionarse a mitad de camino entre el C3 y el C4 Lounge: son los C-Elysée y C4 Cactus. Los dos vendrán importados de España, pero desde PSA analizarán con atención la respuesta del mercado, para evaluar la posibilidad de trasladar la producción a la Argentina (o a Brasil). Para tener un primer contacto con las nuevas apuestas de Citroën Argentina, la marca invitó la a un grupo de periodistas para probar estos dos modelos en Uruguay, donde ya se comercializan. Lubri-Pressmanejó los C4 Cactus y C-Elysée sobre un total de 400 kilómetros y la crítica completa se reproduce a continuación. POR FUERA No podrían ser más distintos. Pero, aunque no lo parezca, los dos comparten algo más que el origen español: el C4 Cactus y el C-Elysée fueron desarrollados bajo la misma Plataforma PF1 del Grupo PSA. Son los mismos componentes estructurales que remontan su origen al Peugeot 206 de 1998 y que, con diferentes evoluciones, se sigue utilizando hoy en los 208 y C3 que se producen en Brasil. Por eso hay que resaltar, una vez más, que hay chances realistas de producir estos modelos en nuestra región. Por la plataforma y el posicionamiento en precio que tendrán en nuestro mercado (va de nuevo: estarán entre el C3 y el C4 Lounge), los dos modelos pertenecen al Segmento B (autos chicos). Sin embargo, las buenas dimensiones de ambos llevan a confundirlos como contendientes del Segmento C (compacto). Es un interesante truco de Citroën, para volverlos más atractivos a la hora de ver el precio. El C-Elysée mide 4,43 metros de largo y tiene una distancia entre ejes de 2,65 metros. El C4 Lounge es apenas más grande: 4,62 metros de largo y 2,71 metros entre ejes. Tampoco hay gran diferencia en el ancho: 1,79 metros para el Lounge y 1,75 para el Elysée. En este punto hay que recordar que el C-Elysée tiene un hermano gemelo con marca Peugeot: el 301. Si bien en su momento Peugeot Argentina anunció que homologaría este modelo para importarlo, todo indica que la nueva política de basta-de-guerras-internas de PSA le dejaría el camino libre al Elysée en nuestro país. También hay que señalar otro punto importante: más allá de su diseño conservador y ultra-racional –donde apenas se destacan las llantas de aleación de 16 pulgadas, con neumáticos 195/65R16- el C-Elysée tiene una lejana reminiscencia racing, al menos ante los ojos del público argentino más tuerca: es el modelo en el que se inspiró el purasangre del WTCC, con el cual el cordobés Pechito López ya logró dos títulos mundiales. El C4 Cactus es otro cantar. Es es el modelo más exótico, curioso y funky de la actual oferta mundial de Citroën. Es una tour de force excéntrica y atrevida. Sus líneas no recuerdan a ningún modelo de la marca. Es un crossover, a mitad de camino entre un vehículo urbano y un pseudo off-road, cuyos antecedentes en la historia de Citroën hay que encontrarlos remontándonos hasta los tiempos del Mehari. Este Cactus -que no pincha, porque tiene líneas muy redondeadas-, mide 4,16 metros de largo y tiene una distancia entre ejes de 2,59 metros. El ancho es de 1,72 metros. Las barras sobre el techo, los guardabarros de plástico negro y el mayor despeje del suelo son los códigos ya conocidos de otros todo terreno light. Pero es un conjunto muy atractivo y original, rematado por unas trabajadas llantas de 17 pulgadas (con neumáticos 205/50R17). Un párrafo aparte para los Airbumps. Son esos globitos en los paragolpes y en los laterales del Cactus. Se trata de cápsulas de poliuretano termoplástico, pensadas para resistir golpes de estacionamiento y otras torpezas cotidianas. Si alguna de estas burbujas se llega a romper (y vas a tener que esforzarte para lograrlo), se puede reemplazar la unidad. No hay que cambiar todo el panel. También se pueden elegir diferentes colores de Airbumps, para personalizar el Cactus a tu gusto. POR DENTRO En serio, no podrían ser más diferentes. El C-Elysée es como un C4 Lounge, pero todavía más conservador, más pelado en equipamiento y con terminaciones más baratas. El C4 Cactus no es un dechado de lujo y equipamiento. También es simple, pero al estilo Mehari: con soluciones económicas, pero que –de tan rebuscadas- te resultan simpáticas. Comencemos por los defectos. El C-Elysée tiene plásticos duros y ásperos, levantavidrios eléctricos escondidos tras la palanca de cambios y la clásica pantallita naranja para el audio, como en los viejos modelos de PSA. Creo que el C4 Cactus tiene más defectos todavía. El tablero de instrumentos digital es ridículo: apenas velocímetro y medidor de combustible, sobre un display que recibe todos los rayos del sol hasta volverlo ilegible durante buena parte del día. Y ni siquiera tiene ventanillas traseras: tan sólo hay dos ventiletes basculantes. Sin embargo, los dos tienen un gran espacio interior, tanto para los que viajan adelante como para quienes van detrás. El Cactus lleva butacas delanteras poco convencionales, parecidas a dos poltronas. Son muy cómodas, pero sujetan poco el cuerpo. En algunos mercados se ofrece como opción una extensión central, que simula un asiento enterizo. No es para que viaje otra